A mediados de los años ‘60, una columna de estudiantes universitarios avanzaba hacia la Embajada de los Estados Unidos para realizar allí un acto de protesta.

Durante la caminata, un estudiante gritó: “¡Viva Rosas¡”, a lo que inmediatamente desde otra punta de la marcha, otro estudiante respondió: “¡Viva Sarmiento!”.

A partir de allí se desató una batalla campal entre los que defendían al caudillo versus los que defendían al gran sanjuanino.

Por supuesto, nunca llegaron a la embajada y en el medio de la trifulca se olvidaron de la protesta que los convocaba.

Esta anécdota sirve para definir con una palabra un rasgo que nos ha caracterizado a los argentinos a lo largo de estos 200 años: “Versus”.
Unitarios versus Federales, Porteños versus Provincianos, Liberales versus Autonomistas, Radicales versus Conservadores, Peronistas versus Radicales…nuestra historia está teñida de confrontaciones y desacuerdos. Muchas veces inútiles. Y otras, tan feroces, que nos llevaron a enfrentarnos  hasta la muerte.

Sin embargo, si buceamos en nuestra Historia podremos encontrar ejemplos en donde el consenso y el interés nacional privaron por encima de todo interés personal o partidario.

En 1860, el gobierno de Buenos Aires al mando de Bartolomé Mitre y en un gesto de acercamiento con la Confederación a cargo de Santiago Derqui, decidió agradecerle al Dr. Norberto de La Riestra,  Ministro de Hacienda de Derqui, su invalorable contribución al restablecimiento del crédito internacional para la Provincia, cuando fue Ministro de Hacienda del Estado de Buenos Aires.

Mitre le preguntó qué quería y el  Dr. de la Riestra contestó que pretendía que se le restituyera el grado y la pensión al General Bernardo Victorica  –pariente suyo-, que había sido el Jefe de Policía de Rosas.

En el Congreso de Buenos Aires, y luego de que un diputado propusiera la  restitución del grado y la pensión al Gral. Victorica, se paró otro diputado y pidió la palabra al grito de: “¡De ninguna manera estoy dispuesto avalar un reconocimiento a quien fuera el jefe mazorquero de Rosas!”.

A partir de ese momento estalló un debate que duró cinco días.
Finalmente, el Congreso aprobó la pensión y restitución del grado al Gral. Victorica .

En esos momentos de nuestra Historia, era tan grande la necesidad de consenso y la búsqueda de la unión nacional, que por encima de odios y rencores, depusieron sus pasiones y votaron positivamente a favor de un general rosista, hombres como Domingo Faustino Sarmiento, autor del Facundo; José Mármol, que alguna vez escribió (refiriéndose a Rosas): “Ni el polvo de tus huesos América tendrá”; y Dalmacio Vélez Sarsfield (autor del Código Civil), cuyo padre había sido decapitado por los mazorqueros y su cabeza expuesta en una pica.

Celebrando los 200 años de la patria, este conmovedor acto de grandeza republicana debería servirnos como ejemplo para promover un genuino  reencuentro entre todos nosotros. Sin rencores, sin reproches.

Por eso, no lo dilatemos. Tomemos ya la decisión. Cambiemos la palabra “versus” por la palabra “con”.Desde ahora, argentinos “con” argentinos.

Hugo Quintana