Tres monos
Los monos sabios es probable que todos los hayamos visto. Son tres. Uno se tapa los oídos, otro la boca y el tercero los ojos. La escultura en madera se encuentra en un santuario sagrado del Japón.
Entre las distintas interpretaciones que se dan a esta actitud de los monos una es “no ver el mal, no escuchar el mal y no decir el mal”, tal vez una advertencia para estos tiempos de posverdad y redes sociales. Pero siendo lineales podemos decir que hay un mono que no habla, un mono que no ve y un mono que no escucha. Los argentinos hemos vivido, en los últimos días, un resumen de la historia de nuestros últimos años. El dólar no entendió nada del gradualismo propuesto y se disparó o, mejor dicho, lo dispararon hasta los $ 25,50 y nos pegó a todos. Aparecida esta devaluación, con pedido de auxilio al FMI, nuevamente las pantallas, en todos sus formatos, nos muestran las reacciones de los protagonistas de la política actual. El Gobierno habló de errores de cálculo, de que por fin la crisis se ha superado y, como todo reconocimiento de su accionar errático, nos muestra fotos de una mesa en la que reaparecen actores que fueron dejados de lado porque eran lo viejo y que hoy hay que recuperar como aliados. Hecha la repetida autocrítica, cada vez menos sincera y sin responsables, se vuelve a poner primera. En el seno mismo de los socios de Cambiemos, la conducción unipersonal de la Coalición Cívica sale a hablar de economía, de golpes financieros y defender la República tratando de aparecer como protagonista de un momento que en realidad la pasó por arriba, como cada vez que se habla de gestionar. Los acompañantes del radicalismo, acaso el único partido político activo, más allá de sus vaivenes, oscilan entre sobrevivir, reclamar cargos en las listas, ser escuchados como una voz sensata, pero no firme y contener a los votantes que comienzan a desilusionarse y que, por ahora, no encuentran otra opción que deje atrás el pasado. En la oposición los gobernadores peronistas dicen que apoyan mientras los legisladores de sus provincias parecen no responderles o, por el contrario, ser parte de la eterna estrategia del bueno y el malo, gobernadores buenos, legisladores malos. Otros opositores, mientras tanto, permanecen callados, elevando plegarias en silencio para que todo siga mal y que, en el juego de la botellita, les toque “consecuencia”, a la par que la “verdad” siga en manos de una Justicia oscura. Los empresarios aplauden y se ofenden casi simultáneamente en un ejercicio actoral que no resulta creíble. Los sindicalistas no queremos hacer un ejercicio de realismo y reconocer que una CGT unificada no es posible, ni conveniente, mientras a los trabajadores les atrasa el bolsillo, las agujas marcan el 15% y la inflación andará en los 25. Un mono que no habla, un mono que no ve, un mono que no escucha. Un buen ejercicio sería hacer un listado de los protagonistas del poder en la Argentina y ubicar a cada uno abajo del mono correspondiente. Con todo esto tenemos que llegar al diálogo, al encuentro, a la generosidad y a la sinceridad. Menuda tarea nos espera, rodeados de tanto mono suelto y con navaja.
Fuente: www.perfil.com