La distancia, en ocasiones, es una cuestión de perspectiva y de circunstancias.

Europa puede estar muy lejos para el migrante balsero del África, seguramente más lejos que para el próspero comerciante del Pacífico que proyecta sus vacaciones.

El recuerdo de la infancia puede que sea, paradójicamente, más remoto para el chico que para el anciano.

La distancia no es la misma para el caracol que para la liebre aunque los metros a andar sean iguales.

La riqueza (y aquí salvamos las distancias) también tiene perspectivas y circunstancias.

Tal vez el de la popular considere rico al de la platea, y el de la platea al del palco.

Lo cierto es que, para la Revista Forbes hay unas 2800 personas con más de 1000 millones de dólares en el mundo. Estos son, claramente, los ricos y, según la publicación, son más ricos que nunca.

Los más ricos, los más pobres

El ranking lo encabeza el francés Bernard Arnault, director de LVMH, del sector del lujo, le sigue Elon Musk y varios más.

El argentino mejor ubicado es Marcos Galperín, en el puesto 453, pero el mayor acaudalado de América Latina es el mexicano Carlos Slim (14° en el mundo).

Este es un listado, como contraparte, nadie ha elaborado una tabla con los nombres de las personas más pobres del mundo

Los más ricos, los más pobres

Vaya uno a saber en qué borde se encuentran los más pobres de los pobres, en el punto más pequeño que separa a los vivos de los muertos.

Hay rostros y nombres para la riqueza, la pobreza es una multitud sin rasgos y anónima. 

El continente más pobre es África, le sigue Asia y luego la parte latina de América. Pero en cada continente, en cada país, hay un listado, con sus millones y sus ceros.

Argentina no escapa a la realidad, con sus cifras, con sus distancias, sus pendientes y sus deudas. 

Hay muchas palabras a las que les hemos quitado el contenido: “responsabilidad”, “promesa”, “género”, “distribución”, “niñez”, “futuro”, “libertad”.

Al decir de Fandermole, hemos deshabitado las palabras. Pobreza es una palabra deshabitada, curiosamente en un país de muchos pobres.

Con estas palabras huecas, entre tanto vocablo gastado, por más que se recurra a los mejores poetas, a los más precisos, no se alcanza a ver que pobreza y riqueza rimen.