En el sur del conurbano bonaerense, un barrio se destaca por su fusión de estilo pintoresquista con arquitectura neocolonial. Se trata de Villa Argentina, más conocido como el barrio cervecero de Quilmes, por su conexión con la planta fundada por Otto Bemberg, el inmigrante alemán nacionalizado argentino en 1890.

La historia del complejo habitacional comenzó en 1925 cuando el fundador de la cervecería donó más de 100.000 metros cuadrados que había adquirido para la fábrica y siguió los principios de los suburbios londinenses que consisten en construir viviendas para que los trabajadores estén cerca del trabajo y así poder mejorar la productividad, como las condiciones de los trabajadores.

Se trata de un complejo habitacional con espacios de encuentro y de convivencia, impregnado de una estética neocolonial que, con el paso del tiempo, fue transformándose sin perder su esencia. En total se hicieron 192 viviendas de similares características, con techos tejados y patios delanteros.

La planificación urbanística de Villa Argentina es un homenaje al concepto de ciudad jardín. La diagonal que lleva el nombre de Otto Bemberg, eje central de la villa, se conecta armoniosamente con un entramado de calles y plazoletas que se abren como pequeños oasis en medio del paisaje urbano. Las frondosas arboledas de plátanos, que custodian y embellecen el barrio, parecen susurrar leyendas de antaño: el retorno del obrero al calor de su hogar, la risa de los niños en las veredas y el aroma a mate compartido que se funde con la nostalgia de un vibrante pasado.

Urbanismo y naturaleza: una ciudad jardín

La arquitectura de las viviendas, de estilo neocolonial con matices italianizantes, narra una historia de esfuerzo y adaptación. No es casualidad que, a pesar de las modificaciones que han sufrido las construcciones a lo largo de las décadas, sigan habitadas por personas que tienen en su sangre la memoria de los antiguos operarios, de sus descendientes y de las familias que encontraron en Villa Argentina un refugio y un hogar.

Las casas se destacan por el estilo neocolonial en sus construcciones más antiguas, mientras que las casas más modernas son una de una tipología de chalets americanos.
Las casas se destacan por el estilo neocolonial en sus construcciones más antiguas, mientras que las casas más modernas son una de una tipología de chalets americanos.

Cada vivienda de estilo neocolonial, con sutiles matices italianizantes, cuenta una historia de esfuerzo y resiliencia. Las fachadas, los balcones y los detalles ornamentales invitan a imaginar la vida cotidiana de aquellos que, con sudor y sueños, construyeron un hogar colectivo. Aunque a lo largo de las décadas las construcciones han sufrido algunas modificaciones (pocas), la esencia del barrio se mantiene intacta. Sus habitantes, muchos descendientes de antiguos operarios, preservan en su sangre la memoria de un pasado laborioso y solidario que se traduce en el latido de cada calle.

El legado de la empresa cervecera trasciende la mera edificación de viviendas. Fue también un artífice del bienestar social. La donación de un edificio para la Escuela 30 - posteriormente bautizada como General Manuel Belgrano - es un claro reflejo de ese compromiso, destinado a proporcionar no solo instrucción, sino también sustento a los niños a través de iniciativas como la Copa de Leche y el Comedor Escolar.

Este gesto, respaldado por el aporte de la empresa, cimentó la identidad de un barrio que se vio impulsado no solo por el trabajo, sino también por la educación y el desarrollo comunitario. Asimismo, en 1966 se erigió la Capilla San José Obrero, diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo, de estilo neocolonial. 

La Iglesia San José obrero, es símbolo del barrio y está ubicada en la calle trasnversal Otto Bemberg.
La Iglesia San José obrero, es símbolo del barrio y está ubicada en la calle trasnversal Otto Bemberg.

Un patrimonio municipal

La Junta de Estudios Históricos de Quilmes fue creada el 12 de julio de 1940 y desde sus inicios buscó resaltar el valor patrimonial de la ciudad, la preservación de sus monumentos históricos. Marta Oliva, arquitecta experta en patrimonio y miembro de la junta, afirma que el barrio tiene un gran valor patrimonial, reconocido como patrimonio municipal de Quilmes en 2012, siendo el único lugar con esas características en la localidad y también muy poco visto en barrios construidos en la Ciudad de Buenos Aires y otras provincias, ya que ninguno cuenta con esa tipología de viviendas y esa vegetación. 

El barrio destaca por sus árboles, ya que Otto Bemberg impulsó la plantación de ejemplares como ciprés calvo y el roble de los pantanos originarios de la Florida y el roble de Eslavonia.
El barrio destaca por sus árboles, ya que Otto Bemberg impulsó la plantación de ejemplares como ciprés calvo y el roble de los pantanos originarios de la Florida y el roble de Eslavonia.

“Villa Argentina es un rincón donde la historia y la modernidad se abrazan en una danza de recuerdos y esperanzas. Cada ladrillo, cada plano y cada calle me hablan de un legado construido con el sudor de generaciones que nunca dejaron de soñar. Es un patrimonio vivo que nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar no solo edificios, sino la memoria y el espíritu de una comunidad.", resalta la arquitecta, buscando enriquecer el relato del barrio cervecero y también conservar la memoria histórica, y el patrimonio arquitectónico de las casas. 

Preservar el Legado para el Futuro

En el año 2012, el barrio fue reconocido como patrimonio municipal, recordándonos la imperiosa necesidad de resguardar los espacios que narran la historia de un pueblo. La conservación de su calidad habitacional, paisajística y ambiental es hoy un desafío que se impone para garantizar que las huellas del pasado sigan inspirando a las futuras generaciones. La fusión de tradición e innovación es la clave para mantener vivo un enclave donde cada ladrillo y cada plátano cuentan la historia de un legado inquebrantable.

Marta Oliva destaca el alto valor patrimonial del barrio, por lo cual fue incluido dentro del patrimonio municipal de Quilmes en 2012.
Marta Oliva destaca el alto valor patrimonial del barrio, por lo cual fue incluido dentro del patrimonio municipal de Quilmes en 2012.

Con cada paso por sus calles y cada mirada a sus casas, Villa Argentina invita a sumergirse en una narrativa que transciende el tiempo. No se trata solo de edificios o infraestructuras, sino de un cúmulo de vivencias, sueños y anhelos que, juntos, forjaron una comunidad capaz de transformar la industria en arte y el trabajo en poesía. 

En este rincón de Quilmes, el pasado se funde con el presente y se proyecta hacia un futuro que, a pesar de los desafíos, sigue impregnado de la magia de una historia que merece ser contada.