Publicado: 09-03-2014

Por Federico Recagno

Secretario Adjunto de APOC Secretario Fundación Éforo:

Las discriminaciones son difíciles de comprender en un plano meramente intelectual. Es posible que aquellos que las sufran estén capacitados para describirlas de mejor modo que los que no. También es probable que todos hayamos vivido alguna vez, en términos personales, algún episodio discriminatorio, pero este hecho no nos avala para grandes ensayos ni para teorizar sobre cualquier marginación.

El varón siempre ha de ver los reclamos de los derechos de las mujeres como algo ajeno. Podemos comprometernos con ellos, pelear por ellos, pero, por una cuestión de género, no los podemos hacer carne.

Cuando escuchamos que las mujeres, ante igual cargo, ganan menos que los hombres o que no pueden acceder, en igual proporción, a puestos de dirección, a los varones nos cuesta discernir si estos son problemas generados por la sociedad, en su totalidad, o son provocados por "el varón", en particular.

La dificultad en entender esto se debe a nuestras incapacidades personales, pero también a que vemos mujeres que encaran la cuestión femenina como una acusación dirigida. A veces parecen juicios con resultados preestablecidos.

Es por ello que creemos que en estos tiempos cualquier debate de género exige la presencia del otro. Si se polemiza por problemas de derechos de los varones, debe haber presencia femenina, lo mismo a la inversa.
La igualdad de oportunidades es una construcción colectiva en la que hay que subir a todos.