El control general de las playas
La vocación, el entrenamiento, el conocimiento del agua y la relación con los veraneantes y las fuerzas de seguridad. Hablamos con Andrés Glorioso, el guardavidas que durante 150 días al año supervisa un balneario de Pinamar.
El guardavida mira, observa. Desde lo alto de su puesto de trabajo sigue de cerca todos los movimientos del balneario: de los paradores, la arena y el mar. Controla permanentemente y actúa ante la necesidad, cuando hay que resolver situaciones en segundos. Pero también la gente lo mira a él. ¿Cómo es la relación entre las personas que van la playa y los responsables de cuidarla? Hablamos con Andrés Glorioso, guardavida de Perico, balneario del centro norte de Pinamar que, al momento de la entrevista y para variar, salía del agua.
- ¿Ser guardavida se elige por vocación?
Tiene mucho de vocacional, pero es verdad que en los últimos diez años muchos chicos se volcaron a esto por las condiciones de trabajo, que en Pinamar son muy buenas y se profesionalizó mucho.
- ¿Cómo es la preparación?
El curso es muy intenso. Dura un año, de lunes a viernes, con la carga horaria de un terciario. La parte física es muy fuerte. Una de las cosas más difíciles del curso es vencer la barrera psicológica: todos los días hay que nadar cinco mil metros, te meten debajo de agua, y también hay que salir a correr y no podés decir que no. Por eso, la mayor parte de la deserción se produce durante los primeros 15 días.
- ¿Cómo se divide el curso para ser guardavida?
Hay una parte teórica, con materias generales, como psicología, derecho y primeros auxilios; y otras más específicas, como vientos y mareas, donde te enseñan las características de la región, los accidentes de mar, las corrientes, la pleamar y la bajamar. También está lo práctico y a fin de año las salidas de río, de mar, y las guardias, también en río, mar y pileta.
- ¿Cómo es la jornada laboral de un guardavida?
Hay una ley que regula la actividad a nivel provincial y otra a nivel nacional. La normativa está en vigencia, pero en algunos puntos y en algunos lugares no se cumple del todo. En Pinamar se fue perfeccionando y se respeta casi en su totalidad: los privados trabajan seis horas por día, seis días a la semana y los municipales nueve horas. Yo hago el turno de 9 a 15. Lo único que falta es que se respete el número de 150 días laborables por temporada. No varía la cantidad de jornadas, pero se puede mover estacionalmente año a año. Esta temporada fue del 15 de noviembre al 15 de abril.
- ¿Qué controla un guardavida?
Hace un control general de la playa, pero no tiene control de policía ni siquiera en el agua. Se le puede decir a una persona que salga o que no se meta, pero ella puede hacer lo que quiera. Sobre la arena pasa lo mismo: si una persona lleva el perro a hacer sus necesidades no se la puede multar, pero obviamente sí se le dice algo. Cubrimos todo lo que pasa en el balneario y actuamos ante la necesidad, que puede ser una persona descompuesta o lo que sea.
- ¿Cómo es el día a día en el agua?
Por lo general, al mar nos metemos diariamente. Casi todas las mañanas nado un rato. De todas formas, para saber cómo está el agua no hace falta entrar, con verla ya sabemos cómo está. Con respecto a los rescates, depende la temporada. Hay días que entramos cuatro veces y tal vez pasan semanas sin necesidad de meterse. Yo esta temporada solo entré dos veces por rescates.
- ¿Cuál es el mayor motivo de los rescates?
Los días que más veces hay que tirarse son los que el banco está bajo y la canaleta larga. La gente ve que a lo lejos hay personas haciendo pie y quieren llegar, y, como la canaleta está larga, les cuesta y a mitad de camino se arrepienten y no hacen pie. También muchos padres se meten con los nenes colgando y no tienen brazos para nadar.
- ¿La gente respeta a los guardavidas?
Hay de todo. En general la gente toma consciencia y nos valora. Hay un respeto por más que no nos conozca. Parece una pavada, pero estar mirando desde un lugar elevado impone pero también te expone. Siempre alguien nos está mirando. En Pinamar tenemos una ventaja y es que la gente que viene ya se metió al mar o tiene pileta en su casa, y los nenes saben nadar. En otros lugares tal vez es más difícil. Hay muchas personas que van por primera vez a la playa y tal vez no son tan receptivas de lo que le decimos.
- ¿Cómo es la relación con las fuerzas de seguridad?
En general, nos llevamos bien con todos: desde vendedores ambulantes hasta los veraneantes y la policía. Las playas más céntricas son las más complicadas porque hay más gente y las fuerzas de seguridad tal vez intervienen más. En las más tranquilas no se da tanto.
- ¿Cómo son las jornadas de paro? ¿Queda alguien controlando las playas?
Depende la modalidad y lo que se esté pidiendo. Esta temporada hicimos varias. En algunas adhirió todo el servicio, tanto municipales como privados, y no quedó un solo guardavidas en la playa. Sino pueden ser reclamos sólo privados o sólo municipales, y quedan postas en determinados balnearios. Cada reclamo es diferente, como toda la historia gremial. No es lo mismo pedir por salario, que por despidos.