Fake news y desinformación en las redes sociales
El rol del estado, de los ciudadanos, los trolls y los compartidores seriales. Radiografía de uno de los mayores problemas de la comunicación en Argentina.
La periodista Natalia Aruguete, autora de “Fake news, trolls y otros encantos”, pasó por los micrófonos de Radio Si y dejó algunos conceptos sobre cómo hay que luchar contra las campañas de desinformación que se producen en las redes y en los medios de comunicación.
“El fenómenos de las fake news existe desde que comenzó el discurso, pero ahora lo pusimos en agenda porque con las redes sociales tiene una dinámica más personalizada, fragmentada, expansiva y veloz. Pero uno podría decir que la mentira como acción política estuvo presente en muchos eventos”, analizó Aruguete en relación a la generación de información falsa a lo largo de la historia.
En ese sentido, explicó que “las campañas de desinformación son estrategias políticas donde hay una intencionalidad de generar un daño o bullying, y lograr la connivencia de quienes ríen de ese acto”. Independientemente de eso, aclaró que hay muchas ocasiones donde las personas tergiversan sin voluntad de generar un daño.
Según Aruguete, “las campañas de desinformación son estrategias políticas donde hay una intencionalidad de generar un daño”.
En cuanto al rol que debe ocupar el Estado para luchar contra la desinformación, Aruguete aclaró que más que reclamar su intervención hay que dar una discusión pública más general en la que deben intervenir todos los actores, incluso aquellos sospechen del Estado para que sirvan de contralor. En este sentido, argumentó que no se puede depositar en los gobiernos centrales toda la responsabilidad. "El Estado somos nosotros y la desinformación se va desinflando cuando todos los actores trabajamos en pos de esa lucha”, enfatizó.
Por otro lado, se refirió a aquellos usuarios que buscan ofender o provocar dentro de las comunidades online, comúnmente conocidos como trolls. “En general cuando hay una campaña de fake news que logra arrastrar la arena de discusión en redes y en medios, lo que ocurre es que esos grupos de trolls están coordinados entre ellos y eso garantiza la propagación. Además, están financiados, lo que les permite lograr creaciones multimediales para llegar a tiempo”, explicó.
Por último, hablaron del rol de la sociedad civil y estimó que aunque el hábito de consumo de información de las personas incide, ellas no tienen la responsabilidad de combatir el problema. “Si le pedimos al ciudadano de a pie que vaya contra la fake news y que tenga la capacidad de darse cuenta cuando una noticia es verdadera o falsa es muy difícil”, expresó Aruguete. Según la especialista, no sólo la información se consume de manera incidental, sumamente aleatoria y digitada por algoritmos que la personalizan, sino que también hay un enorme impacto emocional y afectivo. "Es por esa dimensión expresiva que las fakenews se expanden 5 o 6 veces más veloz que las noticias verificadas", concluyó.