Publicado en el suplemento

Acciones para la Participación Ciudadana, en Diario Perfil

Con la reducción de la jornada laboral en el sector privado, Chile se convirtió en un país de avanzada en la materia. Así lo marca la realidad latinoamericana, que lo pone a la par de Ecuador en esta cruzada. Una vez que logren instalarlo por completo, intentarán trasladarlo al empleo en el ámbito público. 
Giorgio Boccardo Bosoni, de 41 años, subsecretario del Trabajo trasandino, dialogó con Acciones para dar cuenta de cómo se implementa la medida, de la recepción que tuvieron por parte del sector empleador y cuáles fueron las barreras a la hora de llevar a la práctica el proyecto.

- ¿De qué manera comenzaron a implementar la ley de reducción de la jornada laboral?

La reducción siempre se concentra en la jornada laboral ordinaria, de lunes a viernes. Es para todas las afectadas al Código de Trabajo en el sector privado, pero se reduce de acuerdo a las modalidades.
Del máximo permitido por la ley de 45, se reduce a 40 de manera progresiva. Al año de su aplicación, bajará a 44 horas de trabajo semanales; en 2026, a 43; y en 2028, a 40. 
Son plazos máximos asociados a que cuando pase ese período de tiempo, ningún contrato puede tener jornadas superiores a las que indican esos números.

- ¿Por qué tanta puntillosidad en los plazos?

La experiencia comparada señala que las pequeñas y medianas empresas pueden tener más dificultades, por lo que la gradualidad busca darles tiempo para que adapten el proceso productivo y negocien con sindicatos. 
Ya tenemos el antecedente de 2001, cuando redujimos la jornada de 48 a 45 horas semanales. En esa ocasión, también se dio en tres años. 
De todas formas, hay un alto interés del mundo laboral por reducir más rápido que lo que marcan los plazos establecidos por la ley. Muchas empresas ya aplican las 40 horas por distintas razones. Algunas tenían jornadas más acotadas; otras, en lugar de hacer tres cambios en cinco años prefieren hacerlo de una sola vez; y algunas quieren negociar en una única oportunidad. 

- ¿Cómo reaccionó el sector empleador frente a estos cambios? 

El proyecto original, de Camila Vallejo, actual vocera de Gobierno, era acotado y buscaba reducir la jornada ordinaria de 45 a 40. En 2017, eso generó mucha resistencia empresarial y del gobierno de entonces. Decían que iba a afectar el empleo y aumentar los costos laborales. 
El actual presidente, Gabriel Boric, lo incluyó en su programa y creo que la pandemia modificó la percepción que se tenía del trabajo. Entiendo que hay una valoración de los tiempos de descanso y para compartir con la familia. Entonces, la ciudadanía se apropió de esta demanda. 
Además, iniciamos un proceso de diálogo social con los actores productivos. Nos juntamos con todos los sectores y organizaciones sindicales para trabajar un proyecto que establecía modificaciones al original. La reducción, a partir de las modificaciones, se adapta a realidades distintas. No es lo mismo la situación en una oficina que en un campamento minero, por ejemplo. 
Además, Incorporamos la gradualidad y distintas medidas específicas para sectores productivos que sirvieron para que los ámbitos empresariales y sindicales tuvieran una valoración positiva. 

- ¿Eso simplificó la aprobación?

Cuando lo enviamos al Congreso, teníamos un acuerdo tripartito. Nosotros contamos con minoría parlamentaria y se debió trabajar en un proceso de diálogo social. Se trató de un set de medidas que hizo que ninguno de los que participaron lograra el 100% de sus pretensiones. 

- ¿La viven como una ley innovadora en el continente?

Este proyecto innovó en materia de conciliación de vida familiar y trabajo. Incorporamos bandas horarias, el derecho de madres y padres que podrán pedir ingresar hora antes o una hora más tarde del horario de trabajo para que puedan dejar a los chicos en la escuela. 

- ¿Se plantean restricciones?

Esta medida tiene dos restricciones. Una tiene que ver con que se aplica siempre que las funciones del cargo lo permitan. En segundo lugar, un limitante es que el empleador no deba abrir una hora antes solo para que un empleado pueda llegar más temprano.