Los 180 días de clase obligatorios no son suficientes para tener una educación de calidad
Más allá de la importancia de que los chicos puedan ir a la escuela, la especialista María Sol Alzú destacó que también se necesita una inversión suficiente, actualización de datos y mejoras en las condiciones laborales y edilicias.
En 2024, el sistema educativo tuvo dificultades para garantizar los 180 días de clase o las 760 horas anuales establecidas por el Consejo Federal de Educación. Más allá de la planificación, el cumplimiento del calendario fue dificultoso debido a la precariedad edilicia, los paros docentes, el ausentismo y las condiciones climáticas adversas. ¿Alcanzaría con que se cumplan los días establecidos? ¿Cuáles son las otras deudas pendientes con la educación?
Un obstáculo en la planificación educativa es la falta de datos actualizados sobre la cantidad de días de clases cumplidos. Para María Sol Alzú, analista del Observatorio de Argentinos por la Educación, “el país carece de un sistema eficiente para monitorear la asistencia en tiempo real”.
En diálogo con El Auditor.info., Alzú agrego: “Existe el SINIDE, un sistema nominal de información sobre los estudiantes, pero su carga de datos no es inmediata y omite factores como el ausentismo docente y estudiantil, los paros y otros imprevistos”.
Pero la falta de información no es el único problema que enfrenta el sector. También el desfinanciamiento afecta directamente a las infancias. El año pasado, la inversión educativa representó el 0,91% del Producto Bruto Interno (PBI) y el proyecto de presupuesto para 2025 -que no se aprobó en el Congreso- prevé reducirla al 0,88%. Estas cifras están muy por debajo del 6% estipulado por la Ley de Educación Nacional, lo que refleja un desfinanciamiento progresivo del sector.
Calidad educativa y condiciones de enseñanza
Sin embargo, asegurar la permanencia en el aula no es suficiente si la enseñanza está en crisis. En Argentina, uno de cada dos alumnos de tercer grado no comprende lo que lee, según evaluaciones internacionales de la UNESCO, y solo 13 de cada 100 estudiantes terminan la secundaria en tiempo y forma con los conocimientos requeridos. Alzú subrayó que el financiamiento educativo es clave para revertir esta situación, aunque “desde la sanción de la Ley de Educación en 2006, el 6 % del PBI solo se alcanzó en tres ocasiones.”
“El 90% del presupuesto educativo se destina a salarios docentes y deja apenas un 10% para infraestructura y políticas pedagógicas”, indica la especialista. A pesar de ello, los sueldos siguen siendo bajos: uno de cada tres docentes trabaja en más de una escuela y el 14% tiene otro empleo remunerado, el doble del promedio regional. La sobrecarga laboral impacta en la calidad educativa y en las condiciones de enseñanza.
“El 40% de las escuelas del país tiene problemas graves de mantenimiento, como falta de calefacción, filtraciones de agua o instalaciones eléctricas deficientes”.
Desde Argentinos por la Educación proponen fortalecer la formación y la carrera docente dentro del "Acuerdo por la Educación", un documento elaborado junto a más de 200 referentes educativos, sindicales, políticos y empresariales. “No solo se trata de garantizar la cantidad de clases, sino de mejorar la enseñanza. Sin inversión, formación y seguimiento de datos, la educación en Argentina seguirá en crisis”, advierten desde la organización.
La infraestructura escolar es otro de los aspectos críticos, según el Observatorio. El 40% de las escuelas del país tiene problemas graves de mantenimiento, como falta de calefacción, filtraciones de agua o instalaciones eléctricas deficientes. Estas condiciones no solo afectan el aprendizaje, sino que también condicionan la asistencia y permanencia de los estudiantes en el sistema educativo.
Además, las provincias enfrentan dificultades adicionales para modernizar sus sistemas de registro y seguimiento de la información escolar. "La falta de recursos tecnológicos y humanos impide la implementación de plataformas que permitan conocer en tiempo real la asistencia y el desarrollo de las clases", sostuvo Alzú. Además, indicó que los datos recopilados no siempre son accesibles para directivos y docentes, lo que limita su uso en la toma de decisiones.
Para ella, garantizar la educación requiere más que solo contar días de clase. Sin inversión suficiente, actualización de datos y mejoras en las condiciones laborales y edilicias, las desigualdades seguirán profundizándose.