En ocasiones aparecen a simple vista, en otras pasan desapercibidos o ni los buscamos. 

Los huecos están por todas partes. En las ciudades, en las nubes, en la carne, en el alma, en los bosques, en la roca.

El hueco precario es improvisado para la intemperie, el hueco que se ofrece para la escondida, para el juego, para el daño.

El hueco que te cobija, el que te recibe, el que te engulle, el que te rechaza.

El hueco como una herida, el hueco para el refugio, el que sana. 

A vos te pido, a vos ciudad, a vos persona, a vos carne, a vos alma. A vos, cuando escuches mis pasos que se acercan, haceme un hueco.