Las escasas divisiones internas que presentan la mayoría de las fuerzas en prácticamente todo el territorio, harán de este primer sondeo electoral una suerte de muestra general de lo que podría ocurrir en las elecciones de octubre.

El oficialismo tendrá una dura batalla en la provincia de Buenos Aires, donde la gobernadora María Eugenia Vidal deberá contrarrestar el nuevo armado del kirchnerismo, Unidad Popular, cuya cabeza será nada más ni nada menos que la expresidenta Cristina Fernández. Se trata de un distrito clave para los números generales de la elección, y al menos en esta primera jugada, CFK mostró que aún sigue teniendo los votos y, por ende, el mando del frente opositor, por dentro y por fuera del peronismo.

Los intendentes del Conurbano, donde se concentran la mayoría de los votos de la provincia, se unieron mayoritariamente al frente Unidad Ciudadana, que contó con una lanzamiento prolijo y sin exabruptos de la ex Presidenta, quien pareció elegir cada una de sus palabras e historias que presentó sobre el escenario montado en el estadio de Arsenal de Sarandí, como quien sigue al pie de la letra los consejos del marketing político. Nada que envidiarle en ese sentido al macrismo y su gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba. También la inclusión del ex canciller Jorge Taiana como acompañante en la fórmula apunta a mostrar a una candidata más reflexiva, con ganas de revisar los errores del pasado; mientras que la incorporación de jefes territoriales como el ex intendente Fernando Espinoza; y la inclusión de sectores organizados como puede ser la CTA, a través de la figura de su secretario general, Hugo Yasky; más el ex candidato presidencial Daniel Scioli, aunque en un relegado quinto puesto; son una muestra de la amplitud del naciente frente, que llevará encabezando la lista de diputados a la economista Fernanda Vallejos y al ex titular del Conicet Roberto Salvarezza.

Buena parte de la fuerza de Unidad Ciudadana radica básicamente en el apoyo de los intendentes, incluso de varios de los que en algún momento enarbolaban las banderas de la renovación y hasta coquetearon con Florencio Randazzo. De hecho, solo dos intendentes eligieron bancar desde el Partido Justicialista la candidatura del ex Ministro del Interior, que no parece haber quedado bien parado tras los cierres. Los intendentes que a último momento decidieron sumarse a la Unidad Ciudadana consiguieron a cambio quedarse con los armados de las listas en sus territorios, sin intromisiones ni desgastantes pujas internas. De esta manera, todos podrán concentrar sus energías en conseguir la mayor cantidad de votos para las elecciones de octubre, que tendrán un peso trascendente para el futuro político del país.

Podrá criticarse en algunos casos el regreso de las candidaturas testimoniales como la de la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, como primera concejal; pero en todo caso, lo que esto señala es la importancia que la expresidenta le dará a elección en Buenos Aires. Está claro que desde ahí, CFK intentará recuperar ese bastión histórico del peronismo y comenzar a horadar la estructura nacional del oficialismo, que en las elecciones de 2015 se quedó con la provincia de Buenos Aires para sorpresa de propios y ajenos.

Sólo dos intendentes mantuvieron su apoyo a Randazzo, Grabriel Katopodis, de San Martín, y Juan Zabaleta, de Hurlingan. Y más allá de que se mantengan o no las listas internas que presentaron el intendente de José C. Paz, Mario Ishii, o la que amaga presentar José Ottavis, el Frente Justicialista parece al menos por ahora diezmado. Para colmo, la decisión de desplazar a Julián Domínguez por el intendente de Bolívar, Eduardo Bali Bucca, produjo desacuerdos internos en esta fuerza que cuenta con el apoyo del ex Jefe de Gabinete y Senador Juan Manuel Abal Medina y el dirigente del Movimiento Evita, Fernando Chino Navarro.

En Cambiemos lo que se modificó fue la percepción que se tenía sobre las elecciones de medio término. Si Macri intentó por varios medios desdramatizarla, la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, más consciente de todo lo que se pone en juego adoptó una postura en dirección contraria. Por eso convocó a todos los intendentes que componen su frente a, como mínimo, repetir las elecciones del 2015. Vidal sabe que una derrota de Cambiemos en la Provincia más poblada del país sería un duro golpe para las aspiraciones de Cambiemos en las presidenciales de 2019 y, además, rompería también el leve dominio que su fuerza tiene en las cámaras provinciales. Este cuadro forzó a la gobernadora a convocar a todos sus funcionarios de peso para que jueguen fuerte en el territorio.

Pero no todo fue color de rosa a la hora de los armados. El oficialismo sumó a Graciela Ocaña como cabeza de lista para diputados nacionales por Buenos Aires, pero pagó su precio al perder al neurocientífico Facundo Nanes, quien no aceptó el segundo lugar que le ofrecieron desde el Gobierno y prefirió autoexcluirse. En la nómina de candidatos para senadores, el ministro de Educación Esteban Bullrich es la carta fuerte que se juega Mauricio Macri, quien tiempo atrás había afirmado que no iba a sacar a uno de sus mejores funcionarios de su gabinete, pero frente a la figura convocante de Cristina Fernández --con quien seguramente se polarizará la elección-- no le quedó mejor opción. Habrá que esperar para ver cómo repercutirá en sus números el largo conflicto docente que paralizó el inicio de clases en la provincia de Buenos Aires y que todavía no encontró solución, y el rechazo de ese sector a la no convocatoria a la paritaria nacional docente.

Con el oficialismo de un lado y el kirchnerismo y sus aliados del otro, la Provincia de Buenos Aires no dejará mucho espacio para la llamada avenida del medio en la que el ex intendente de Tigre y referente del Frente Renovador deposita sus esperanzas. Para colmo, Sergio Massa, que encabezará la lista de senadores y que ya adelantó que centrará su campaña en la cuestión de la seguridad que tanto preocupa en el GBA y alrededores, perdió a última hora a uno de sus aliados Libres del Sur, cuyos dirigentes pretendían un quinto lugar para asegurarle una banca en la cámara baja a Jorge Ceballos, y al no lograrlo decidieron marcharse del frente 1País, aunque mantendrán su acuerdo en la Ciudad de Buenos Aires.

Con el armado de las listas definido, queda para los próximos meses ver cuáles serán los ejes de las campañas. Una cosa al menos parece garantizada: lo que se pondrá en juego en las PASO de agosto y se ratificará el 22 de octubre es, nuevamente, la discusión entre dos modelos de país: el nacional y popular, que vuelve a encabezar CFK, y el modelo neoliberal y de ajuste que lleva adelante Mauricio Macri. El primero se sostendrá sobre la crítica a las políticas económicas y sociales, la inflación, los tarifazos, los recortes, el endeudamiento, la caída de la actividad económica, los despidos, la exclusión; el otro sobre la base de la juntada anti kirchnerista y la denuncia de la corrupción pasada, la pesada herencia y del populismo. Eso sí, el Gobierno no tendrá solo al frente Unidad Ciudadana horadándole sus cimientos; los otros frentes: 1País, el frente Justicialista y hasta el Frente de Izquierda, también saldrán a morderle los talones para intentar hacer crecer o conservar, como mínimo, los números de sus últimas cosechas.

*Sociólogo y periodista.