El Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires analizó los procesos y las actividades de los laboratorios de Aguas Bonaerenses Sociedad Anónima (ABSA) vinculados a la gestión de potabilización de agua y tratamiento de efluentes cloacales, y su impacto en el ambiente, entre 2020 y 2023. Las evaluaciones se realizaron en los centros de Punta Lara, Bahía Blanca y Berisso.

Entre los hallazgos más relevantes se observaron fallas en la distribución de equipamiento e insumos; falta de medición y evaluación de los servicios tercerizados; problemas en la sistematización de la información generada en los monitoreos y la falta de un manual de gestión ambiental para minimizar y mitigar los impactos ambientales.

ABSA es una sociedad anónima, cuyo capital accionario es propiedad mayoritaria del Estado provincial. Tiene a su cargo la prestación del servicio de provisión de agua corriente y desagües cloacales en 95 localidades y 53 municipios bonaerenses, alcanzando a 2,6 millones de beneficiarios.

El período auditado por el Tribunal de Cuentas comprende desde enero de 2020 hasta febrero de 2023. El objetivo fue evaluar la aplicación de buenas prácticas de gestión y su impacto en la economía, eficiencia y eficacia. Como prestador de servicio, ABSA tiene la obligación de garantizar niveles de calidad de agua y efluentes cloacales, debiendo para ello cumplir con una serie de muestreos y presentación de informes. 

Fortalezas y debilidades

La auditoría realizada por el Tribunal destacó, como fortalezas, la existencia de procedimientos que regulan sus procesos internos y la realización y presentación oportuna de los Planes de Muestreo anuales, así como la disponibilidad de instrumentos de gestión de los recursos humanos. Además, se observó "una organización con un alto nivel de profesionalismo y cultura de gestión en la materia de su competencia".

En cuanto a los hallazgos, el informe definió tres áreas críticas de evaluación: Planificación, Gestión de la Información y Recursos. 

En cuanto al área de Planificación, el Tribunal halló que ABSA no cuenta con un sistema de gestión finalizado, aunque sí existen acciones tendientes a la implementación de uno. El ente sostuvo que, por tratarse de un estándar básico para la actividad a desarrollar en el laboratorio, mejoraría su funcionamiento de forma relevante, ordenando procedimientos de trabajo y previendo mecanismos de control y de calidad. "Es prioritario que ABSA destine recursos para acelerar su implementación", definió el organismo.

Por otro lado, se resaltó la ausencia de un manual de gestión ambiental, herramienta central para minimizar y mitigar el impacto. De esta forma, el organismo alertó que la tarea queda sujeta a la voluntad de los trabajadores. El informe detalla que el área auditada, al estar en constante interrelación con el ambiente, en particular con el medio hídrico, debe "extremar los recaudos para minimizar y mitigar sus impactos ambientales".

Asimismo se remarcó que los laboratorios de ABSA carecen de un marco estandarizado propio para la gestión de riesgos. La auditoría resaltó que uno de los riesgos relevantes es el vinculado con la escasez de financiamiento para afrontar las tareas encomendadas.

El Tribunal de Cuentas expuso que no hay un registro formal y analizable que permita identificar las causas de incumplimiento en la cantidad y tipo de muestras que se deben tomar sobre agua y efluentes, debido a que los cambios en la planificación de muestreo anual no son formalmente registrados.

Gestión de la información y recursos

En relación a la comunicación de los laboratorios de ABSA, la auditoría encontró que el área presenta problemas en la sistematización de la información que se genera de los monitoreos. Se debe principalmente a la ausencia de una herramienta informática adecuada, la base de datos es de carga manual; y existen también debilidades en cómo se comunican esos resultados. La Unidad elabora y eleva a Presidencia un informe anual de “Gestión de la Calidad”, en el cual no se incluye información sobre los resultados de efluentes cloacales.

El Tribunal evaluó, además, los recursos humanos y físicos necesarios para el cumplimiento de los objetivos del área auditada.

Por un lado, se hallaron fallas en la gestión del equipamiento y de los insumos para que el laboratorio realice eficientemente sus funciones. Específicamente, el área no cuenta con un plan de fortalecimiento de compra de los equipos pendientes, y existen restricciones al acceso de elementos básicos para el ejercicio del laboratorio, para lo que se necesitan criterios que permitan realizar una priorización de necesidades.

Por otro lado, se encontraron irregularidades en la gestión de los servicios tercerizados, que dificultan el control sobre los mismos. Por ejemplo, la falta de un procedimiento de evaluación de los proveedores y de un sistema formal de medición de los servicios contratados.