Los paradores y centros de día de la Ciudad cada vez tienen menos personal
Se fueron muchos trabajadores y sumaron una menor cantidad. Además, en varios edificios hay problemas de infraestructura y mantenimiento que van desde filtraciones hasta cucarachas en las cocinas. No se atiende la vulnerabilidad social de los asistentes.
Los paradores y centros de día que pertenecen al Gobierno porteño no funcionan como deberían por la “falta de recursos humanos, especialmente profesionales” y por los problemas de infraestructura edilicia. Así lo detalla un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA).
El organismo auditó la gestión durante 2015 de los Programas N° 44, Asistencia Integral a los Sin Techo, y N° 45, Asistencia Inmediata ante la Emergencia Social. Ambos dependen del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano de la Ciudad. Los trabajos de campo fueron realizados entre diciembre de 2016 y septiembre de 2017.
Cabe destacar que, según cifras oficiales, en 2016, hubo 866 personas en situación de calle en la Ciudad; en 2017 ese número aumentó a 1.066; y en 2018 alcanzó a 1.091.
La falta de recursos humanos “dificulta el desarrollo de los servicios psico-sociales y el seguimiento sanitario de los beneficiarios, así como la correcta articulación con efectores propios de los programas auditados, lo que no contribuye a la superación de la situación de vulnerabilidad de las personas en situación de calle”.
Los ejemplos son varios y claros. En el Parador Azucena Villaflor, durante 2017 dejaron de cumplir funciones la coordinadora, un psicólogo, una psicóloga social y un operador. También se desvinculó la enfermera que provenía del Ministerio de Salud. En su reemplazo, aparecen dos operadores sociales nuevas.
En el Centro de Inclusión Social Costanera, había cinco trabajadores sociales, cuatro psicólogos, 17 operadores sociales, dos administrativos y un recreólogo. Sin embargo, en 2017 se fueron dos trabajadores sociales, una psicóloga y tres operadores. Cuando finalizaron las tareas de campo, solo los cargos de operadores fueron cubiertos.
¿Cuántos trabajadores debería haber en cada institución? “No existe una normativa que establezca la cantidad de recursos humanos requeridos para la atención directa de residentes en un establecimiento con las características de los Paradores y los Centros”, destaca la AGCBA.
Un párrafo aparte merece el personal de enfermería que presta servicio: “Se detectó que su permanencia diaria es reducida, no se cubren los fines de semana y tampoco los períodos de licencias”.
El informe también destaca que no hay seguimiento sanitario. Para muestra, basta un botón: ninguna de las personas con padecimientos psíquicos alojadas (sobre una muestra de 26 casos) tiene un diagnóstico ratificado por un servicio de salud mental. De ese total, sólo cuatro se encuentran en tratamiento, de acuerdo a los datos obtenidos por la AGCBA.
No existe atención de la vulnerabilidad social. De las 116 personas que permanecieron, al menos, durante el lapso de admisión diagnóstica, “se observó que en 49 casos no consta haber sido objeto de alguna gestión de asistencia social”. De hecho, los Paradores y Centros no articulan directamente con los otros programas del Gobierno de la Ciudad.
En lo que tiene que ver con la infraestructura edilicia, el organismo de control observó irregularidades “relacionadas al mantenimiento, calefacción y protección" a pesar que el ente auditado había recibido observaciones anteriores de la AGCBA.
En el Parador Retiro, observaron vidrios, espejos y cerámicas rotas en el sector de enfermería y en el baño general. “Se consideran elementos de alto riesgo para cualquier persona que habite allí”, indica el informe. A la hora de recorrer la cocina, se vieron “cucarachas en paredes azulejadas”.
De 116 personas, en 49 casos no consta que hayan recibido asistencia social.
El Parador Bepo Ghezzi no es la excepción, allí “no funcionaba el agua caliente ni la calefacción central por radiadores”, entre otras cuestiones. Además, “en la cocina, el freezer y las heladeras tenían deteriorados los burletes y no contaban con termómetro a la vista”. También había “cucarachas en las mesadas de acero inoxidable”.
En el Parador Azucena Villaflor, “las escaleras estaban en mal estado y a muchas les faltan las bandas antideslizantes". El informe agrega que "en los sanitarios se verificaron filtraciones ocasionadas por pérdidas de agua" y que en la cocina no hay mosquiteros en las ventanas “por lo que no cuenta con la protección para aberturas”.
En el Centro Costanera, al momento de la visita de los auditores, “se observó una pérdida importante de agua en una de las duchas y en uno de los inodoros. Además el sistema de extracción de humos, olores y ventilación de la cocina se encontraba roto”.
Por último, en el Centro La Boca, “el baño del primer dormitorio de la planta baja estaba clausurado por problemas de mantenimiento y había un saliente en el revestimiento del piso del baño para discapacitados, en el umbral de la puerta, que dificultaba el acceso con las sillas de ruedas”.