El Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), una reserva creada para atenuar el impacto de una eventual crisis económica sobre las jubilaciones públicas, dispone en la actualidad de menos del 3% de sus recursos líquidos. El resto está colocado en inversiones cuyos resultados se verán, en algunos casos, recién en el año 2045.

Esta herramienta, que funciona bajo la órbita de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), nació a mediados de 2007 y, para fines del año siguiente, experimentó un notable crecimiento nominal, a partir de la Ley que unificó el sistema jubilatorio argentino o, en otras palabras, que eliminó las AFJP. En ese momento, el FGS sumaba exactamente $ 98.083 millones.

Desde entonces, la ANSES administró el dinero en distintos frentes: compró títulos públicos, creó plazos fijos y fideicomisos financieros, absorbió acciones de sociedades anónimas, apoyó proyectos productivos y ofreció créditos de mayor liquidez y disponibilidad.

Solo el 3% del dinero del Fondo de Garantía de Sustentabilidad estaría disponible ante una emergencia previsional

Aun con ese despliegue, en 2008 el Fondo mantenía el 14% de sus recursos líquidos; lo que significa que, de cada 100 pesos, 14 eran de rápida realización (en concepto de plazos fijos y disponibilidades). Esta proporción se mantuvo hasta el ejercicio 2011.

La evolución

Casi siete años después, contando hasta el primer cuatrimestre de 2015, el FGS alcanzó los $ 530.781 millones, o sea que en este período experimentó un incremento nominal de más de $ 432 mil millones y, en términos porcentuales, del 441%.

Sin embargo, al analizar la integración de la cartera, es decir, dónde está puesto el dinero, puede advertirse que no todos aquellos frentes a los que había apostado la ANSES evolucionaron de la misma manera y que, de hecho, esto impactó en la disponibilidad de recursos líquidos del Fondo de Garantía, pensados justamente para atender cualquier eventualidad.

Tanto en 2008 como en 2015, la mayor parte del dinero se invirtió en Títulos Públicos, en otras palabras, es plata que el Estado se presta a sí mismo.

Al principio del período, como se dijo, el Fondo disponía de $ 98 mil millones y, de ese total, la porción de títulos públicos era del 59%, algo más de $ 58 mil millones invertidos en deuda emitida por la propia Nación.

Y hasta abril de 2015, de aquellos $ 530 mil millones alcanzados, unos $ 339 mil millones correspondían a títulos públicos; lo que equivale a decir que esa participación trepó hasta el 64% del total.  

Solo el 3% del dinero del Fondo de Garantía de Sustentabilidad estaría disponible ante una emergencia previsional

De la información suministrada oficialmente por la ANSES, se desprende que hasta abril de este año, dos de cada tres pesos son papeles de la Deuda Pública que el Tesoro Nacional le adeuda al Fondo de Garantía de Sustentabilidad.

También se observa que la valuación en pesos del FGS creció algo más de cuatro veces, mientras que la deuda pública del Tesoro con el mismo Fondo se incrementó casi cinco veces entre 2008 y 2015.

Como ya se dijo, esa proporción de títulos públicos dentro del FGS asciende -hasta abril de este año- a $ 339 mil millones. Y, de ese total, unos $ 78 mil millones corresponden a los Bonos Cuasipar que será devuelto en su totalidad recién dentro de 30 años, allá por 2045.

Este tipo de operaciones conforman parte de lo que se conoce como Deuda Intrasector Público y, en los hechos, significa que, si se decidiera devolver inmediatamente aquellos $ 339 mil millones al Fondo de Garantía, ese dinero debería salir del propio Presupuesto nacional, lo que se traduciría en una redistribución de recursos.

Asimismo, de esto se deduce que el “verdadero” FGS, es decir, el dinero disponible para cumplir el objetivo que motivó su creación, es el 35% del total, lo que en números asciende a $ 184 mil millones.

Sin embargo, el remanente en cuestión no está compuesto totalmente por fondos líquidos, o de rápida realización, a los que se pueda echar mano en una situación de emergencia previsional, ya que las inversiones, independientemente del rendimiento que tengan, no pueden hacerse efectivas en el corto ni en el mediano plazo, porque necesitan un tiempo de maduración. Y, en el peor escenario, si se hiciera eso, los papeles adquiridos estarían sometidos a una reducción muy drástica de su valor.

Y así, hasta el primer cuatrimestre de este año, los recursos líquidos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad representan menos el 3% del total. Y de esa porción, el 2% está colocado en plazo fijo y sólo el 0,9% aparece en efectivo