El 14 de marzo se presentó la “Guía nacional de buenas prácticas ambientales para bares y pubs sustentables”. El objetivo de la misma es “promover la adopción de criterios de sustentabilidad durante su ciclo de vida y difundir una serie de prácticas, consejos y recomendaciones basadas en el respeto hacia el ámbito, con el fin de disminuir los impactos negativos que se ejercen sobre la naturaleza y su entorno”, expresa este manual.

El documento está basado en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 (ODS), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que busca lograr ciudades y asentamientos más inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

Esta propuesta surgió a raíz del trabajo en conjunto del bar Temple y la Asociación Civil sin fines de lucro “Más oxígeno”, que brinda asesorías a empresas en materia de sustentabilidad. “En septiembre de 2016 hicimos una auditoría a los residuos de esta cadena para observar cómo estaban separando los reciclables, cómo estaban los contenedores, el trabajo con las cooperativas y la capacitación del personal. Elaboramos un informe y llegamos a la conclusión de que había mucho por hacer”, explicó Santiago Romar, miembro de la asociación, en dialogo con GestiónPública.info.

A partir de entonces comenzaron a trabajar con el bar en la aplicación de buenas prácticas. “Nos dimos cuenta que era más beneficioso compartir esta información con otros emprendimientos y creamos el manual para el rubro”, informó Romar. A la presentación asistieron las autoridades de la Secretaría de Ambiente y trabajadores gastronómicos interesados.

En nuestro país se desechan 16 millones de toneladas de alimentos por año y se calcula que una persona tira 38 kilos de comida en ese tiempo. “Los bares y las cervecerías tienen mucho para hacer en materia de sustentabilidad”, agregó el miembro de la asociación civil. El manual está dividido en cuatro partes: Residuos, Energía, Agua y Ruidos. Cada una cuenta con contenido teórico y práctico para ser aplicado. Asimismo, contiene una serie de ideas y consejos para las buenas prácticas.

“Este no es un problema de los residuos sino de cómo las personas interactuamos con ellos, con la energía, con el agua y con el ruido. Hay que poner foco en las personas, no tanto en el problema. Si las acompañamos, las capacitamos y les explicamos, hay frutos. Estos son pequeños cambios en el accionar del día a día”, agregó Romar.

Hace dos años Temple Bar solo separaba adecuadamente el 3% de sus residuos, hoy logró un 88% de separación. En esta evolución, la empresa pasó de una economía lineal, donde se produce, se consume y se tira, a una economía circular donde se le da un nuevo uso a la mal llamada “basura”.

Con capacitaciones, la instalación del equipo necesario y la realización de auditorías periódicas para medir los avances, el local continúa el proceso de mejora mediante el seguimiento y el control diario, utilizando una planilla con un plan de progresos, la cual está disponible en la guía y sirve de referencia para los emprendimientos que quieran encarar esta tarea.