El Ministerio de Salud había recibido fuertes advertencias sobre sus carencias para enfrentar epidemias antes de que el dengue se extendiera por todo el país. En noviembre del año pasado, la Sindicatura General de la Nación (Sigen) presentó un informe en el que indicó las fallas estructurales del sistema sanitario argentino. Y uno de los problemas encontrados tiene que ver precisamente con "el control y tratamiento de enfermedades transmisibles por vectores".

El Informe de Evaluación del Sistema de Control Interno del Ministerio de Salud abarca la investigación de la Sigen durante 2007 y las acciones de corrección encaradas en 2008. Se determinó en ese trabajo la falta de insumos, normas de procedimientos y datos para hacer frente a enfermedades riesgosas.

También se observaron las demoras de las provincias en remitir información sobre las enfermedades transmisibles por vectores, por lo que se carecía de una "evaluación real del cumplimiento de las metas". Ese punto figuró en la columna de los principales hallazgos del organismo de control. En la columna reservada a las acciones encaradas para solucionar la falla, se informó: "Sin acción correctiva".

Pocas semanas antes de la irrupción masiva del dengue, la Sigen estableció que el sistema sanitario tenía graves problemas. Y agregó: "Los programas provinciales atraviesan múltiples dificultades, el recurso humano calificado se encuentra diezmado debido a la edad avanzada promedio de los operarios, movilidad inexistente o vetusta, carencia de presupuestos propios y falta de insumos disponibles ante las necesidades de control de endemias".

Entre otros inconvenientes encontrados por la auditoría de la Sigen, en el área de prevención y control de enfermedades, se detectó que "no existe manual o instructivo sobre el circuito de adquisición y distribución de vacunas a las provincias". Además, se consignó que la Subsecretaría de Prevención y Promoción, de la que depende la Dirección de Epidemiología, "no cuenta con manuales de normas y procedimientos".

Pese a la información detallada por la Sigen, la ministra de Salud, Graciela Ocaña, aseguró ayer en su exposición ante senadores que se había desarrollado "un plan preventivo durante 2008 para reforzar el control de vectores".

Sin embargo, reconoció la funcionaria la necesidad de adquirir equipos para hacer frente a esta epidemia de dengue. Horas antes de reunirse con los legisladores, Ocaña tuvo un encuentro con el embajador de los Estados Unidos, Earl Anthony Wayne, a quien le agradeció la propuesta de ayuda norteamericana para combatir el dengue, que se hará efectiva con la donación de dos fumigadoras de alto rendimiento.

Sin planificación

Los cortocircuitos en la comunicación entre las autoridades nacionales y provinciales quedaron expuestos por las medidas unilaterales que había tomado cada gobernación para luchar contra el dengue. Ocaña dijo que la acción preventiva fue desarrollada directamente entre su ministerio y los municipios en riesgo. Sólo esta semana, con casi 8000 casos confirmados y desparramados por varias provincias, se constituyó un comité de crisis entre los distritos del norte argentino y el Ministerio de Salud. De todas maneras, las acciones corren ahora por cuenta de cada gobernación.

En Corrientes, se decidió fumigar todos los vehículos que cruzaran el puente entre su capital y Resistencia, en Chaco. En Tucumán, piensan oficialmente en realizar fumigaciones aéreas, mientras que en Catamarca, muy golpeada por el dengue, se habilitó la posibilidad de que los brigadistas allanaran las viviendas para fumigar. En Buenos Aires cada municipio actúa con fumigaciones a su criterio.

Lo mismo ocurre en la Capital, donde el ministro de Salud, Jorge Lemus, arremetió contra las autoridades nacionales: "Evidentemente, algo falló". En Córdoba, el ministro de Salud, Oscar González, también criticó la falta de reconocimiento del estado de epidemia nacional y recomendó a los cordobeses que no viajaran al Norte.

La falta de planificación es una falla estructural que el Estado exhibe en cada emergencia.