Publicado: 29-12-2009

La AGCBA presentó un documento en el que analiza el cumplimiento del contrato de concesión del zoológico. El informe puntualiza diversas deficiencias tanto en la constitución de organismos gubernamentales para temas de fauna como en el cuidado de los edificios considerados patrimonio histórico. También acusa una disminución en la cantidad de especies y la existencia de espacios demasiado reducidos para los ejemplares que albergan.

La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires difundió un informe sobre la concesión de ocupación, uso y explotación del Jardín Zoológico de la Ciudad en el que se detectaron diversas irregularidades e incumplimientos por parte tanto de las autoridades de la Ciudad como de la empresa concesionaria. El período auditado abarca desde 1990, año en que comenzó la concesión del Zoo, hasta agosto de 2008.

La primera empresa en recibir el Zoológico, gracias a un decreto de la entonces Intendencia de Buenos Aires, fue “Zoo-Botánico 2000 S.A.”, que finalmente no logró incluir al Jardín Botánico en el acuerdo. El plazo de vigencia del contrato, suscrito el 31 de diciembre de 1990, se estableció en 20 años. En 1998 la empresa Corporación Interamericana de Entretenimientos (C.I.E.) se hizo cargo de la concesión.

El informe de la AGCBA divide las observaciones según diferentes áreas de análisis, comenzando por las irregularidades generales como la falta de una “legislación en materia zoológica y de fauna urbana” en la Ciudad y de una autoridad para ocuparse de temas relativos a la fauna. “No existen constancias de la constitución de la Comisión permanente de supervisión y control de la concesión del Jardín Zoológico”, agrega el texto.

El documento también profundiza en los detalles de la licitación, destacando que el conjunto de la documentación fue confeccionada “sin un adecuado conocimiento del bien licitado como así también, prescindiendo del rol histórico, social, educativo, científico y conservacionista inherente a la institución”. También resalta la imposibilidad de verificar el aumento de la fauna del Zoo y el cierre de la biblioteca Domingo Faustino Sarmiento.

Uno de los puntos centrales del informe denuncia la ausencia de un plan general que establezca “planes a corto, mediano y largo plazo, teniendo en consideración la extinción de los animales, la mortandad de las especies exhibidas, la fauna autóctona, los programas de investigación y los intereses regionales y nacionales en materia de fauna”.

Más dura aún es su evaluación del estado actual de la infraestructura donde expone que algunos animales, como los lobos marinos, el gato montés, el ocelote y el orangután, “se alojan en espacios exiguos, lo cual, sumado a una baja tasa de nacimientos, refleja que las condiciones de tenencia de algunos individuos no son las más aceptables”.

Para completar, se comparan los inventarios correspondientes a 1990 y al segundo semestre de 2007, demostrando que hubo una pérdida de 31 especies de mamíferos y 72 especies de aves en la colección del zoológico durante ese período.

Con respecto al tratamiento de los edificios, el informe destaca la inexistencia de “un adecuado conocimiento por parte del Concesionario y Gobierno de la composición y rango de las inversiones que involucra la restauración y el posterior mantenimiento del Patrimonio Histórico Nacional contenido en el Zoo”. 

Asimismo acusa al concedente de desinteresarse de la valorización de este patrimonio, debido a que, sobre 69 construcciones catalogadas con valor patrimonial relevante, solicitó la demolición de 27 edificios, ordenó la restauración de solo 4, la ejecución de obras menores y de mantenimiento en 20 construcciones y la refuncionalización y cambio de destino de 12 edificios.

La auditoría agrega que la Gobierno ni siquiera cuenta con un plano general del Zoo, ni de un plano conforme a obra. Por último denuncia que aún no se ha previsto “ninguna acción concreta de rescate, conservación, rehabilitación, acrecentamiento ni puesta en valor de los bienes contenidos en el Zoo, que garantice la continuidad del acervo cultural”.

Otro detalle que llama la atención es que se denuncia una escasez de la cartelería informativa que brinda la información básica de cada animal.

Como conclusión del informe, la Auditoría recomienda que, aprovechando el vencimiento de la concesión en el año 2011, se realice “un replanteo profundo que avance hacia la corrección de las deficiencias señaladas”. Para ello considera “indispensable” el garantizar una puesta en valor general de las instalaciones y actividades del Zoo, “bajo el control de los diversos organismos competentes”.