Publicado: 06-10-08

Sus integrantes ganan 395 pesos, se reúnen en un garaje, no tienen acceso al sistema contable y en los bancos no les dan el estado de las cuentas.

San Antonio Oeste. "El Tribunal de Cuentas tiene a su cargo el control de la legalidad financiera y administrativa del municipio" y podrá ejercer "el control preventivo en aquellos casos en que por la importancia de la erogación o de los compromisos que deba asumir el municipio, pueda estar comprometido gravemente el patrimonio municipal", reza la Carta Orgánica de esta ciudad al referirse a las funciones que tiene el único organismo de control que existe aquí.

Pero la realidad franciscana en la que desarrollan esta tarea sus miembros y la total y absoluta falta de respuestas y herramientas por parte del gobierno (el actual y los anteriores), hacen suponer que es al menos imposible cumplir con los preceptos arriba enunciados, que vistos hoy son casi una expresión de deseos.

El intendente Javier Iud "nos dijo que nos iba a proveer las herramientas necesarias, pero hasta ahora sólo nos dieron una computadora y un espacio donde funcionar", explicó el presidente del cuerpo, Diego Colantonio, quien representa a la Concertación Cívica.

Las palabras de este joven contador son apenas la muestra gratis de la anemia económica y de medios en la que debe desarrollar su tarea de control, junto con los demás integrantes del ese cuerpo: el abogado Gerardo Collado y el contador Guillermo Velazque.

Ni bien asumieron el cargo, el 1º de abril último, debieron luchar por tener un espacio propio donde poder funcionar y conservar la documentación, ya que hasta entonces le cedían -fuera de horario, claro está- la oficina de computación de la comuna. Esto obligaba a portar los expedientes bajo estudio de un lado al otro.

Lograron ser ubicados en lo que alguna vez fue un pasillo de entrada del entonces Mercado Municipal, hoy poblado de oficinas administrativas. Ese "tres por dos" es lo que se dice "calentito en verano y fresco en invierno", debido a que no cuenta con calefactores y mucho menos aire acondicionado. Para colmo, el portón vidriado que tiene hacia la calle está orientado hacia el norte, es decir tiene sol asegurado todo el día.

El lugar parece un garaje, aunque no serviría para guardar el auto del Tribunal de Cuentas, porque no tiene. Sus integrantes utilizan los de su propiedad, pero nadie sabe decir a ciencia cierta quién correría con los costos de reparación si, desarrollando tareas para ese organismo, sufrieran un accidente.

En este cuadro patético que refleja hasta qué punto le da importancia a este organismo de control cada uno de sus integrantes -en este período todos profesionales-se lleva por mes al bolsillo 395 pesos, y dispone de 670 pesos mensuales para gastos de funcionamiento, una suma actualizada de los 500 originales que fueron asignados en 1997 por el Ejecutivo municipal para, entre otras cosas, "garantizar su independencia".

Hasta el día en que el intendente Iud decidió desprenderse de una de las 30 computadoras que adquirió su administración, el Tribunal usó la que llevó uno de sus integrantes. Debido a la escasez de recursos, sus integrantes pagan de su bolsillo los gastos de combustible, teléfonos celulares -línea fija no tiene-, insumos de computación y útiles de oficina.

Detrás de este portón funciona el Tribunal de Cuentas. 

Un cerrojo a la información

No sólo penurias económicas atraviesa el Tribunal de Cuentas. También se encuentra con firmes vallas para seguir de cerca los gastos que realiza el Gobierno municipal.

El cerrojo montado en torno a la información ha resultado efectivo. Tanto que los integrantes han denunciado la imposibilidad de cotejar los estados contables con los registros contables, por el simple hecho de que no tienen acceso al sistema contable del municipio, por la falta de un sistema informático para llevar a cabo la tarea.

Pero también trascendió que sus integrantes pidieron a los bancos que operan en la plaza local -Patagonia y Nación- los resúmenes de cuenta de la comuna. La respuesta de los gerentes, que fue verbal, fue contundente: no las pueden dar porque "estarían violando el secreto fiscal".

Para que no quedaran dudas de sus dichos, les advirtieron a los contralores que sólo pueden acceder a la información el secretario de Hacienda, Luis Esquivel, y el intendente Javier Iud.

Este cóctel de imposibles provoca que el Tribunal de Cuentas tenga un lento acceso a la información. Deben recurrir a documentación respaldatoria y todo resumen que necesitan lo deben pedir al área bajo investigación. En síntesis el Tribunal reclama el acceso directo a la información.

Como la frutilla que corona un postre, en la última modificación presupuestaria propuesta por el Gobierno municipal y aprobada por el Concejo Deliberante, se le quitó al Tribunal una partida de 65.000 pesos que estaba dirigida a construir sus propias dependencias.

Piden independencia de poderes

 Por Carta Orgánica, el Tribunal de Cuentas está obligado a proponer la designación de un cuarto miembro con el título de contador público. También se establece que la remuneración "será fijada por el cuerpo que integra", es decir por el órgano de contralor.

En ese cargo, y con la aprobación del Concejo Deliberante, se propuso a Noelia Ilgner con una remuneración similar a la del secretario legislativo. Sin embargo, en los recibos de sueldo de mayo y junio, percibió los haberes equivalentes a los de un empleado de categoría 14, decisión tomada por el secretario de Hacienda, Luis Esquivel.

En una nota firmada por los integrantes del Tribunal a la que tuvo acceso Noticias durante la investigación, se calificó esta orden como "manifiestamente irregular, arbitraria e improcedente" y aseguran que con ello el secretario de Hacienda "hace uso de facultades que no le son propias".

El enojo por esta situación que llevó varios meses resolver, llevó a Diego Colantonio, Gerardo Collado y a Guillermo Velazque a criticar la actitud de Esquivel la que, afirman, "atenta contra la independencia de los poderes del Estado municipal".