El reordenamiento interno del Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires comenzó a crujir. Los trabajadores del organismo de control expresaron una profunda preocupación por los cambios en marcha y las futuras designaciones.

Luego de una votación que modificó el organigrama del Tribunal y creó nuevos cargos jerárquicos, el sindicato APOC alertó por la intromisión de la política partidaria bonaerense en una dependencia donde debería prevalecer el carácter técnico y profesional de los integrantes. Más aún reprochan las actitudes de los directivos de la entidad pública recientemente asumidos.

El ente revisor de las cuentas públicas provinciales y municipales se administra con un cuerpo colegido integrado por un presidente y cuatro vocales, de los que dependen varias secretarías, que históricamente siempre fueron seis. En breve se le sumará la nueva de asuntos legales. Esta incorporación fue uno de los motivos que despertaron descontento y sospechas: en un momento donde las más altas esperas de la gobernanza exigen austeridad, responsabilidad fiscal y ajuste del gasto público el Tribunal amplía su estructura y genera más contratos.

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