Publicado - 02-05-2010
 
Córdoba.- Ariel Bustos, el integrante del Tribunal de Cuentas que pidió la investigación de supuestos delitos de parte del ex intendente Romualdo Gastón Palomeque y de su sucesor Alejo Adrián Flores, es considerado un "enemigo" por los funcionarios municipales y los siete concejales del pueblo. "El otro día no me dejaron sacar una fotocopia en la Municipalidad. Me dijeron que no había tinta y los que estaban detrás mío sacaron fotocopias sin problema", dice. "Hay cosas que son demasiado sospechosas pero no se pueden denunciar, porque los concejales autorizan al intendente a realizar contrataciones directas, sin licitación, siempre que no pasen los 100 mil pesos. ¿Qué puedo hacer si acaban de pagar más de 22.400 pesos por la rectificación del motor de un camión Mercedes Benz modelo 1970?", se pregunta Bustos.

Flores se compró una casa y puso un minimercado frente a la estación Terminal de Ómnibus (una obra que en los papeles aparecería como concluida pero todavía no pueden ingresar los colectivos porque no se han terminado los andenes). En el pueblo, todos saben que Flores comerciante le vende carne a Flores intendente para bolsones y/o el dispensario-hospital. Bustos dice: "Las boletas están, pero yo no puedo saber si la carne se entregó o no".

Este diario intentó hablar con el intendente Flores para consultarle sobre la imputación, pero éste se excusó porque estaba "manejando". Pidió que lo llamáramos en unos pocos minutos, pero cuando lo hicimos, el celular estaba apagado.

En el pueblo, muchos tienen miedo de abrir la boca y muy pocos se animan a dar la cara.

"Lo que pasa es que a muchos les consiguieron un contrato para un hijo o un familiar. Palomeque se llevó a varios tulumbanos al Paicor. Y a los concejales los tienen "agarrados" porque, aunque son ad honorem , algunos han comprado lotes por 300 pesos, que después los venden en 10 mil o 15 mil pesos", revela Bustos. El fiscal Eduardo Gómez tiene mucho más para investigar, todavía. Y no se descarta que en su momento tenga que actuar la Justicia Federal, porque hay dudas sobre el destino de fondos que habría dado la Nación a la Municipalidad de Tulumba para la obra de cordón cuneta.

En este sentido, habría que develar un misterio: ¿dónde están las miles de bolsas de cemento, arena y ripio que figuran en una boleta de la ferretería Dopaso, Naviera y Compañía SRL, de la ciudad de Deán Funes, por valor de $ 36.799,97?

Esa boleta, del 5 de marzo de 2008, indica que el vendedor fue Daniel Requena. El material jamás apareció y de fuentes judiciales trascendió que la firma Dopazo, Naviera negó la existencia de esa venta, aunque algunos pretendan decir que el material "está pago y se retirará cuando haga falta".