Este 24 de marzo se cumplen 47 años del golpe de Estado que depuso al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón y que dio origen a uno de los periodos más oscuros de la historia argentina. La recuperación de la democracia llegaría recién en diciembre de 1983. La elección del presidente Raúl Alfonsín marcó el comienzo de una nueva era de libertad y respeto por los derechos humanos en el país.

La periodista y escritora Norma Morandini desarrolló la definición de democracia ante la consulta de El Auditor.info. “Es la solución de los problemas pacíficamente sin violencia”, aseguró la ex diputada nacional. Asimismo, profundizó e indicó que “es el sistema de la palabra, de la argumentación, es pluralismo, es tener pensamientos diferentes y vivir pacíficamente las diferencias”.

“La democracia es la mayoría respetando a las minorías”, aseguró Norma Morandini. 

Sin embargo, la senadora nacional con mandato cumplido dejó en claro que la democracia “no es solamente ir a votar y después imponer”. Por lo contrario, subrayó que es un proceso, y que es “la mayoría respetando a las minorías”, completó.

Hace cuatro décadas los argentinos y argentinas recuperaron el derecho a votar y elegir a sus propias autoridades y gobernantes, tal como se contempla en la Constitución Nacional. 

Ahora bien, en comunicación con El Auditor.info, Pablo Secchi -director ejecutivo de Poder Ciudadano- expuso que esta forma de organización social y política “tiene los mismos desafíos en lo económico que cuando nació”. Mientras que, por otro lado, destacó estabilidad política al no haber sufrido nuevas dictaduras militares.

La democracia implica la participación ciudadana en la toma de decisiones y la elección de representantes a través del voto libre y secreto.
La democracia implica la participación ciudadana en la toma de decisiones y la elección de representantes a través del voto libre y secreto.

Reforma del 94 y control

La democracia y el control son dos conceptos fundamentales para entender la situación política actual en Argentina. Relacionados pero distintos. La democracia es el sistema político en el que el poder reside en manos del pueblo, quienes ejercen su soberanía a través del voto para elegir a sus representantes y tomar decisiones sobre cuestiones públicas. No obstante, el control alude a la supervisión y regulación de las acciones y decisiones de los individuos y las instituciones que tienen poder y autoridad.

“La democracia argentina tiene los mismos desafíos en lo económico que cuando nació”, sostuvo Pablo Secchi.

Con la vuelta de la democracia en 1983 se llevaron a cabo importantes reformas políticas y económicas, incluyendo la creación de una nueva Constitución en 1994. La importancia de esta modificación radica en el tipo de organización que tomó el país. “A partir de la Constitución uno define qué democracia quiere y tiene”, afirmó Norma Morandini.

Años atrás, en 1992, comenzó a desarrollarse el actual sistema de control público argentino con la sanción de la Ley 24.156 de Administración Financiera y Sistemas de Control del Sector Público Nacional.

Allí surgieron la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) y las Unidades de Auditoría Interna (UAI), como entes encargados del control interno, y la Auditoría General de la Nación (AGN), destinada al control externo de la gestión del Estado. Estos organismos reemplazaron a la Contaduría General, el Tribunal de Cuentas de la Nación y la Sindicatura General de Empresas Públicas.

En la reforma de 1994, la Constitución estableció -en el artículo 85- que “el control externo del sector público nacional será una atribución propia del Poder Legislativo” y agregó que “el examen y la opinión” del Congreso sobre el desempeño y situación general de la administración pública “estarán sustentados en los dictámenes de la AGN”, organismo que “intervendrá necesariamente en el trámite de aprobación o rechazo de las cuentas de percepción e inversión de los fondos públicos”.

Desde ese momento, la AGN tiene como funciones principales la fiscalización de la gestión pública; el control de legalidad; eficiencia y eficacia del uso de los recursos públicos; la auditoría de los estados contables y financieros de las entidades públicas; y la emisión de informes y recomendaciones para mejorar la gestión pública. “En 1994 creamos un aparato muy sofisticado de controles”, completó Martin Böhmer, investigador de CIPPEC.

La sociedad civil, los medios de comunicación, los movimientos sociales y los organismos de control han sido actores clave en la defensa y promoción de los derechos y libertades democráticas.

En concreto, el control sobre el gobierno es lo que diferencia a la democracia de los regímenes autoritarios o dictatoriales.

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Control ciudadano

La democracia implica la participación ciudadana en la toma de decisiones y la elección de representantes a través del voto libre y secreto. Mientras que para garantizar que los procesos democráticos sean justos y transparentes, es necesario contar con organismos de control que supervisen y regulen las acciones de los poderes públicos y de los actores políticos.

La calidad de la democracia depende, en gran medida, del grado de control que tenga la ciudadanía sobre el poder. La forma de medir la calidad de nuestra democracia -según Morandini- es saber cuánto se respetan las instituciones, la división de poderes y la ley. “En esta materia tenemos una gran deficiencia”, completó.

“En 1994 creamos un aparato muy sofisticado de controles”, afirmó Martin Böhmer.

Con el paso de los años, la democracia argentina demostró ser resistente y capaz de sobrevivir a crisis económicas, políticas y sociales. La alternancia de partidos en el poder a través de elecciones libres y transparentes es una prueba de ello. Morandini sumó que el aspecto “más novedoso” de esta democracia es la “continuidad electoral”.

También es cierto que la corrupción y la falta de transparencia en la gestión pública erosionó la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas.

“La gente que cree en la democracia descree de muchas instituciones claves de la democracia, como partidos políticos, poder judicial o policía. Tenemos un enorme problema de falta de confianza y de percepción de legitimidad”, expuso Böhme.

En este contexto, el control ciudadano sobre el poder se presenta como una necesidad predominante. Los ciudadanos deben tener la capacidad de fiscalizar la gestión de los gobernantes y exigir transparencia en la toma de decisiones. Para lograr esto, es importante fortalecer las instituciones encargadas de controlar el poder, como la justicia y los organismos de control del Estado.

En definitiva, los 40 años de democracia en Argentina han sido un proceso complejo y difícil, pero también han sido un momento de progreso y avance hacia una sociedad más justa y democrática.