A diferencia de Trump, el ex mandatario Obama consideraba que la transparencia y participación ciudadana eran los “principios básicos de un gobierno abierto a la ciudadanía”. No obstante, estos valores parecen haberse derrumbado en la actual gestión, convirtiendo un gobierno abierto en “cerrado”. 

El politólogo Oscar Oszlak, en su columna para el diario La Nación, certifica que ya no es posible ingresar a la sección “Gobierno Abierto” en la página web de la Casa Blanca porque el actual presidente de Estados Unidos removió toda referencia al término “open data” que instaló el gobierno anterior.

El gobierno norteamericano –que aprobó La Ley de Libertad de Acceso a la Información hace más de 50 años- “conserva enormes cantidades de datos sobre cientos de temas que hasta ahora eran públicos” para que los ciudadanos puedan conocer qué está haciendo el Estado.

Pero el republicano “no parece adherir al principio de la rendición de cuentas y acaba de enviar a sus agencias, órdenes (gag orders) para restringir la difusión de informaciones a la prensa y redes sociales”.

Frente a esta situación, los científicos “están copiando febrilmente en servidores independientes, cientos de archivos de datos sobre cambio climático, hasta ahora disponibles en sitios oficiales, en previsión de que Trump decida eliminarlos por no adherir a los acuerdos de París sobre el tema”, asegura Oszlak. Y agrega: “Muchos otros grupos e instituciones también realizan backup de información ante el riesgo cierto de que desaparezca de las páginas gubernamentales”.

Además se teme que los datos públicos pueden verse afectados “restando presupuesto a las agencias que los producen, espaciando su difusión, dejando morir programas, reduciendo el tamaño de los muestreos u otras formas de empobrecer la información, hasta que su calidad resulte dudosa”.

También es concebible que Estados Unidos promueva la salida de la Alianza del Gobierno Abierto, promovida por Barack Obama y que actualmente cuenta con la adhesión de 70 países. Es que Hungría acaba de retirarse de la misma y Gran Bretaña está debilitando su compromiso. De ser así, una salida de Norteamérica “puede significar una estampida”.