"El mercado de la moda debe ser sustentable"
Alejandro Malgor, uno de los dueños de Xinca, una empresa que fabrica ropa sustentable, cuenta cómo es el proceso de producción y de qué manera logran abaratar sus productos para llegar a la mayor cantidad de gente posible.
Publicado en el suplemento
Acciones para la Participación Ciudadana, en Diario Perfil
La idea de la economía circular es muy interesante desde la teoría. Llevarla a la práctica puede resultar un desafío nada sencillo. Muchos desechos pueden ser recuperados y reinsertados en el sistema productivo. Con esa premisa, Alejandro Malgor creó, junto con dos amigos (Nazareno El Hom y Ezequiel Gatti) la empresa Xinca, de ropa sustentable, realizada con materiales reciclados, ubicada en Mendoza. ¿Cuál fue el incentivo para fundar la compañía? ¿Por qué eligieron este método de producción?
- ¿Cómo surgió Xinca?
Xinca es una empresa que creamos tres amigos de Mendoza buscando generar un impacto
positivo en la sociedad. Queríamos ser algo más que una compañía que buscase solo resultados económicos. Pretendíamos hacer negocios de una forma diferente, con compromiso social y ambiental, sin traicionar nuestros valores y disfrutar mientras hacemos lo que más nos gusta: cuidar al planeta y a personas que tuvieron menos suerte que nosotros.
- ¿Son parte de una economía amigable con el planeta?
Sí. Buscamos desarrollar productos con una mejor carga ambiental. Se pretende reducir la huella ambiental, preservar el planeta y sus recursos naturales mediante el uso de materiales que van a parar a la basura. Por eso, las suelas de nuestras zapatillas están hechas con el reciclado de neumáticos fuera de uso y, en varios modelos, reutilizamos textiles para la capellada
- ¿Es rentable producir desde el reciclado?
Yo siempre me pregunto: ¿qué es más importante, un buen negocio o el futuro de nuestro planeta y la humanidad? Ya no va más la idea de pensar negocios que solo generen dinero para los socios. Eso debe quedar en el pasado. Demostramos que se puede hacer un producto competitivo y accesible para el consumidor. Buscamos llegar al cliente final con un precio accesible, pagando un precio justo a todas las partes involucradas en la cadena de producción.
- ¿Es posible abaratar costos para que el producto llegue a más personas?
En general, los productos orgánicos y sustentables tienden a ser caros. Los nuestros, no. El
desafío de los emprendedores ecosociales es ofrecer un producto verde a un precio competitivo, si no la sustentabilidad es para la gente que tiene dinero. Tom Szaky, fundador de Terracycle, explica muy bien esto cuando dice que un fundamento clave de los negocios verdes es que, “a menos que logres un precio accesible para el consumidor, no van a elegirte”. Claro que es más sencillo y barato desarrollar un producto nuevo antes que recolectarlo, separarlo y reciclarlo. Pero es hora de pensar de manera circular: producir, usar y reciclar o reutilizar.
- Xinca tiene una función social también.
Buscamos dar segundas oportunidades. No solo a los residuos, sino también a personas excluidas del sistema. Por ello, nuestro calzado se confecciona en un taller montado dentro del Penal San Felipe, de la ciudad de Mendoza. Allí trabajan más de 80 internos. Pretendemos darles herramientas para que el día de mañana, cuando salgan, puedan tomar mejores decisiones. Desde que iniciamos la empresa, también, la idea es dar trabajo y empoderar a mujeres. Por esto, trabajamos con mujeres rurales, madres solteras y mujeres que recuperaron la libertad desde nuestros inicios, en 2013. Como empresa no somos perfectos, ni tenemos todas las respuestas, pero frente a un paisaje en constante cambio siempre buscamos y nos comprometemos con la mejor y más sostenible forma de hacer nuestros productos, innovando donde sea necesario.
- ¿El mercado de la moda a nivel mundial puede llegar a ser sustentable?
No hay otra opción, debe serlo. Y hay que empezar ya, disminuyendo nuestro impacto. Las grandes corporaciones tienen la obligación de producir de manera sostenible, ellos deben marcar el camino. Y los consumidores, dejar de elegir y comprar a las marcas que no sean socialmente responsables. Con nuestro dinero podemos definir cómo queremos que sean las marcas del futuro y apoyar a aquellas que buscan hacer menos daño, a las empresas más nobles.