La importancia del discurso del presidente ante la Asamblea Legislativa
La apertura de sesiones ordinarias del año legislativo es un acto institucional de gran importancia. El presidente expone un informe detallado sobre el estado de la administración y, de ese modo, rinde cuentas de la gestión a las Cámaras y a la ciudadanía.
El próximo 1º de marzo, se llevará a cabo un hecho crucial en la vida democrática de nuestro país: la Apertura de Sesiones Ordinarias del año legislativo y la visita del presidente ante el Congreso para su discurso anual. Este episodio de la vida republicana, previsto por la Constitución Nacional, aunque parece una mera formalidad protocolar, en realidad es un acto institucional de gran importancia que reviste un momento fundamental para la transparencia y el control de la gestión pública, y la rendición de cuentas ante el Congreso y, por su intermedio, al pueblo todo.
Es oportuno recordar que la Asamblea, compuesta por ambas cámaras del Poder Legislativo: Diputados y Senadores, se reúne de manera conjunta en ocasiones especiales, como en este caso para la apertura de sesiones ordinarias del año legislativo. Además, es una oportunidad única para que el presidente de la nación, en una de las pocas visitas al Congreso previstas por nuestro ordenamiento constitucional, presente su discurso ante los representantes del pueblo.
Durante esta sesión especial del parlamento, el presidente expone un informe detallado sobre el estado de la administración y de ese modo rinde cuentas de la gestión. Por otra parte, es usual que anticipe los proyectos que enviará para el nuevo período. Así, la asamblea no solo cumple una función protocolar, sino que también fortalece la transparencia y el control democrático al permitir que se evalúen los actos y propuestas de gobierno del Poder Ejecutivo.
“El discurso del presidente constituye una rendición de cuentas del año de gestión que culmina y una exposición de los proyectos y políticas públicas para el nuevo período legislativo”
Entonces, el discurso del presidente, lejos de ser un simple trámite, constituye una rendición de cuentas del año de gestión que culmina y una exposición de los proyectos y políticas públicas para el nuevo período legislativo. En ese momento, el titular del Ejecutivo se enfrenta a un ejercicio de transparencia y responsabilidad, al informar sobre el estado de la administración y las acciones llevadas a cabo en el último año de gestión.
Si bien es cierto que en los últimos años, por los usos y costumbres, estos discursos tienden a ser de una duración moderada, entre 40 minutos y una hora y media, es oportuno recordar que se distribuye entre los legisladores un informe completo de la administración, o al menos así debe ser. Este informe, una especie de rendición de cuentas detallada, cubre todas las áreas de gobierno y permite a los representantes del pueblo tener un panorama claro del estado del país. A través de su difusión por los medios de comunicación, la transmisión en vivo del propio Congreso y la transcripción y publicación del informe en todas las plataformas disponibles, se permite que todo el pueblo se entere del rumbo de la Nación y de las decisiones y actos de gobierno que afectan directa e indirectamente nuestras vidas.
La visita anual del presidente al Congreso se convierte, entonces, en un momento institucional de gran relevancia. No solo porque se presentan los logros y desafíos del último año, sino porque también se anticipan las políticas públicas y proyectos que el Ejecutivo enviará al Congreso en el nuevo período legislativo. Esta práctica fortalece la relación entre los poderes del Estado y promueve un ejercicio de control y equilibrio fundamental para la democracia.
Aunque pueda parecer aburrido y extenso, y más allá del aparente agotamiento que los temas de la política y la gestión pública provocan en la ciudadanía, lo cierto es que una buena y sana práctica de participación ciudadana consiste en requerir información de los poderes del Estado. Por ello, este momento institucional es una gran oportunidad para ejercer el necesario control ciudadano sobre el Estado, el Gobierno y la Administración Pública.
En el contexto actual que vive nuestro país, donde pareciera que quienes ejercen los Poderes del Estado están enfrentados y con discursos que en muchas ocasiones optan por ataques furibundos y descalificaciones, este momento institucional en la vida de nuestra república debería representar un espacio de diálogo entre los poderes que tienen la responsabilidad de llevar adelante los destinos de la Nación. Es por ello que la rendición de cuentas adquiere una dimensión aun más significativa.
"El discurso es un acto de comunicación política que no debe ser soslayado ni minimizado, en tanto refuerza el vínculo entre los ciudadanos y sus gobernantes"
La ciudadanía demanda transparencia y responsabilidad en la gestión pública, y este acto es una oportunidad para que el presidente brinde explicaciones y revalide sus actos de gobierno. Además, es una instancia para que se establezcan las prioridades y objetivos estratégicos para el año que comienza, generando expectativas y compromisos ante la sociedad.
Desde nuestro enfoque, el discurso presidencial en la próxima apertura de sesiones y en este contexto político institucional de Argentina no solo representa un acto protocolar más, sino que también tiene un fuerte componente simbólico. Es el momento en el que el Ejecutivo se dirige a los representantes del pueblo. Es un acto de comunicación política que no debe ser soslayado ni minimizado, en tanto refuerza el vínculo entre los ciudadanos y sus gobernantes, fomentando la participación y el interés en la vida pública. Y como ya dijimos, este control parlamentario es esencial para garantizar una administración eficiente y comprometida con el bienestar de la sociedad y el bien común.
En conclusión, tengamos presente que esta próxima reunión del Congreso y la presentación del mensaje del presidente de la Nación ante la Asamblea Legislativa son momentos de gran trascendencia para la vida democrática de nuestro país. Por ello, a la distancia y a través de los medios que tengamos a nuestro alcance, debemos estar presentes como ciudadanos interesados por el rumbo de nuestro país, y más allá de la mera formalidad, tengamos en cuenta que representa un acto crucial de rendición de cuentas y transparencia, uno de esos, quizás el más importante, que tanto reclama nuestra clase dirigente en estos tiempos. Este ejercicio de responsabilidad y comunicación política, por parte de los poderes del Estado, y de participación y control por parte de nosotros, la ciudadanía, fortalece la relación Estado-Ciudadano y promueve un control parlamentario que es esencial para el buen funcionamiento de nuestra democracia y es sano para el fortalecimiento de la república.