Hace 90 años se creaba el Tribunal de Cuentas de Mendoza, tal como estaba establecido en la Constitución provincial de 1916. El organismo tiene el poder para aprobar o desaprobar la percepción e inversión de caudales públicos hechas por todos los funcionarios, empleados y administradores. Desde entonces y hasta la actualidad, hubo modificaciones normativas que generaron reformas en sus funciones y en la composición de su órgano máximo. 

Hoy el Tribunal de Cuentas mendocino está compuesto por un presidente y cuatro vocales contadores. Del cuerpo dependen la Dirección General de Cuentas, la Dirección de Asuntos Jurídicos y Secretaría Relatora, la Dirección de Auditorias Especiales y Cuentas, la Dirección de Cuentas de Gobierno, la Dirección de Cuentas de Municipalidades, la Dirección de Cuentas Reparticiones Descentralizadas I, la Dirección de Cuentas Reparticiones Descentralizadas II y sectores administrativos y de servicio. El Auditor.info se comunicó con el presidente del organismo, Néstor Parés para conocer los momentos más destacados en estos 90 años y cuáles son los desafíos en el mediano plazo. 

Tweet de Néstor Parés

- ¿Cuáles son los momentos más destacados en la historia del tribunal? 

El Tribunal de Cuentas de Mendoza siempre ha estado a la vanguardia de los procedimientos y de la gestión interna. Es un camino que se inició en 1999 obteniendo nuestra primera certificación en Normas de Calidad ISO 9001. Luego en 2006 con la obtención del Premio a la Calidad. En el 2016 se obtuvo la Certificación de elegibilidad del BID con una herramienta de nivel internacional “Modelo de medición de desempeño de entidades fiscalización de nivel superior”. Recientemente, logramos el reconocimiento del Programa Federal de Gobierno Abierto en la categoría "Transparencia" por el proyecto “Mejora en la comunicación de la información de la Responsabilidad Fiscal”.

- ¿La pandemia significó un momento único en su historia? ¿Cómo lo vivieron? 

La pandemia permitió afianzar y fortalecer un proceso que ya se venía gestando hace muchos años en el Tribunal en relación a nuestro sistema de gestión y la digitalización de los procesos. Contamos con un equipo interdisciplinario que conforma nuestra área de Sistema y Desarrollo y que nos permite gestionar herramientas propias tanto para la tarea de auditoria diaria, como para los sistemas de costeo y labor mensual. Pudimos dar respuesta interna y hacia nuestros cuentadantes y, si bien sufrimos la situación de aislamiento, nuestras actividades no cesaron. 

- ¿Cómo es en la actualidad el trabajo del Tribunal? 

Somos un equipo de casi 300 personas, en su mayoría profesionales que su objetivo en relación al control es el acercamiento a nuestros cuentadantes. Buscamos acercar el proceso de fiscalización al momento de los hechos, capacitando y asesorando a fin de subsanar posibles errores. Siempre pido que en primer lugar tengamos un contacto directo y a diario con los organismos controlados. Entiendo que el mejor Tribunal de Cuentas no es el que más multa, por el contrario. Es importante seguir trabajando a diario en tener una buena relación con nuestros usuarios, juntarnos y guiarlos para que su juicio de cuentas sea lo más transparente posible. Pretendemos también llegar a otros sectores, como colegios o universidades. Porque el control de las cuentas públicas es un poder del ciudadano y es importante generar esa conciencia.

- ¿Cuáles son los principales desafíos en materia de control a mediano o largo plazo?

Cuando llegué al Tribunal de Cuentas me llevé una grata sorpresa: el buen funcionamiento, el profesionalismo, y creo que esto ante la comunidad, de a poco, nos va poniendo en un lugar muy importante. Muchos tribunales de cuentas del país nos consideran como uno de los mejores y creo que el gran desafío es terminar de darle visibilidad, que la gente sepa cuál es nuestra tarea y la importancia de controlar las cuentas públicas.