El sueño (y no es intención causar gracia) es un tema que nos desvela.

Que si anoche dormimos bien o mal, poco o mucho, cortado o de corrido, con pesadillas o ronquidos: el sueño da que hablar.

Una encuesta de un año atrás sobre el sueño de algunos argentinos (AMBA y Rosario), realizada por el Programa de Estudios de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) nos proporciona algunos datos para tener en cuenta y “recostarnos” en algunos de esos porcentajes.

Sorprende que un 53% se vaya a dormir después de las 00hs, mientras que un 43% lo hace entre las 22 y las 00. Un 58% duerme entre 6 y 8 horas, el 26% entre 3 y 5 horas, más de 8 horas, el 11%, y un 5% menos de 3 horas diarias.

Los que se levantan entre las 6 y las 8 de la mañana son el 55%, el 19% entre las 5 y las 6, después de las 8, el 18%, y antes de las 5, el 7%.

Un 52% cree que duerme bien, muy bien el 16%, y el 30%, ojo a este dato, entre mal y muy mal. Recordando que la encuesta es de AMBA y Rosario, un 46% no duerme siesta, el 37% a veces, y el 17% sí.

La economía (22%), el trabajo (17%) y los temas familiares (15%) son las mayores preocupaciones a la hora de dormir o no dormir.

Cerca del 50% a veces toma pastillas para el insomnio, y un 36%, no.

Este dato tiene lecturas: 46% duerme en pareja; 34% solos; 9% con su mascota; y 6% con pareja y mascota. (Nos falta el dato de si duermen las parejas o los solos, con sus hijos).

Casi el 50% no tendría problema en dormir con su mascota, y el 38% está en desacuerdo con que se haga.

La vida es sueño (también insomnio)

Hasta acá estos números, y llega el momento de pensar los otros, los ficticios, el otro índice, la otra encuesta.

La vida es sueño (también insomnio)

Los que están enamorados y son correspondidos deben estar dentro del porcentaje de los que duermen bien. Los que están enamorados y no son correspondidos duermen mal y golpean la almohada.

La mayoría de los que roncan creen que los que escuchan, y se lo dicen, les mienten.

La mejor mascota para dormir es el gato, seguida del perro. La peor, la jirafa (duerme poco), y el puercoespín.

La lechuza es buena guardiana de los sueños.

Más de la mitad no recuerda sus sueños habitualmente. El sueño que más se repite es el que involucra a los seres queridos. No está comprobado, pero soñar que alguien se muere, le alarga la vida.

La siesta mejora la calidad de vida, lo mismo que dormir entre 7 y 8 horas. Algunos pretenden (5%) incluirla en el plan médico de prestaciones básicas de prepagas y obras sociales.

Los que duermen, de manera intermitente, en el trabajo superan el 10%, en el subte en invierno y sentados, el 27%, y en el colectivo, también sentados, el 16%. En tren de media distancia, un 31%.

Más allá de todo, la mayoría de la población ve en el intento de irse a dormir uno de los mayores y más efímeros placeres de lo cotidiano.

No todos dormimos en camas similares. Los colchones no son democráticos, pero los sueños pueden serlo. El mendigo puede soñar que es rey; el hambriento, al dormir, puede soñar con el banquete; el rey puede soñarse en la miseria; y el banquero puede dormir en la calle si así lo sueña.

Entonces, soñemos con un mundo mejor; y al despertar, hagámoslo posible.