En Argentina los canales de participación más que acercar al ciudadano al Estado, se convienen en todo un obstáculo. La democracia semirrecta o participativa es un concepto muy discutido en la actualidad pero todavía faltan vías para  facilitar la injerencia de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre asuntos públicos.

Una de las propuestas contemplada en la reforma constitucional de 1994 es la Iniciativa Popular la cual le da la posibilidad a cualquier vecino de presentar proyectos de ley ante el Congreso Nacional. No obstante, las exigencias propias de la norma echan por tierra sus objetivos proclamados. De acuerdo a la Ley 24.747, quien se proponga presentar una iniciativa a través de este canal deberá contar con las firmas del 1,5% del padrón (cerca de 380.000 personas) distribuidas en al menos seis provincias del país.   

Desde la sanción de esta normativa, hace 20 años, sólo dos propuestas lograron convertirse en ley mediante esta vía. Una fue una iniciativa que se opuso a las jubilaciones de privilegio y la otra que fue conocida bajo el lema de El hambre más urgente. Ambas propuestas fueron promovidos por la ONG Poder Ciudadano y un conjunto de asociaciones. Además participó el diario La Nación. Llegaron porque tuvieron tanta notoriedad ya que contaron con la suerte de tener medios de comunicación que los apoyaron, reconoció Gonzalo Argüello, miembro del Partido de la Red.

A mediados de 2003 Argüello se puso detrás del Proyecto Iniciativa Popular, cuyo propósito era reducir los requisitos para que los proyectos de la ciudadanía lleguen al Congreso. Lo desarrollamos después de las crisis de 2001 algunas organizaciones intentaban llevar adelante algunos proyecto mediante esta vía  y nos dimos cuenta que era inviable, recordó.

Argüello contó que por aquella época tuvieron una abrumadora mayoría por parte de los diputado pero la iniciativa quedó cajoneada y perdió estado parlamentario en la en la comisión de Asuntos Constitucionales de la cámara Alta la cual en ese momento estaba presidia por Cristina Fernández. Hay proyectos muy interesantes, como el del libre acceso a la información pública, que el sistema político no ve con buenos ojos. Sino tenés un legislador amigo es imposible, argumenta.

El proyecto iniciativa popular buscaba comunicar, difundir y educar en esta herramienta a la ciudadanía y en especial a organizaciones civiles, explica Argüello. Para el especialista, abrir el Estado a la participación tiene tres pilares: Uno la voluntad del sistema político a abrirse. Otro, tiene que ver con las leyes que reglamentan los instrumentos que en general son antiguas o fueron pensadas de otra manera y en la práctica no funcionaron. Por último, un punto central es la cultura ciudadana. Hay poca cultura de participación por vía de estos canales.

Una década después de participar del Proyecto Iniciativa Popular, Argüello ahora se dedica de lleno al Partido de la Red, una iniciativa político partidaria que se presentó en las elecciones legislativas porteña el año pasado y que busca a través de un software libre acercar la política al ciudadano. Internet ha cambiado nuestras vidas en varias áreas y ya es hora de que cambie la política, argumenta.

De implementarse, este software permitiría al ciudadano informarse acerca de los proyectos presentados en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, discutir sobre estas iniciativas y finalmente votar tal como si fueran Diputados. Nuestra intención era meter un legislador que de manera vinculante retome la voz popular, señala Argüello y concluye: Nuestro propósito es que la democracia se haga más democrática. Es devolverle el poder al pueblo.