La tormenta parece haber quedado atrás, al menos por ahora.  En ese sentido, los cambios en el gabinete de ministros que en su momento activó la Presidenta para encarar el último tramo de su doble mandato parecieron haber dado al menos en la tecla. Sin embargo, no es cuestión de confiarse. El 2015 será un año importantísimo para determinar el rumbo del país en el futuro inmediato. Los márgenes del oficialismo, objeto predilecto de la crítica de los grandes medios masivos de comunicación opositores, parecen estrecharse y eso comienza a preocupar a sus principales actores políticos. Es en este contexto, y en el que se avecina, en el que hay que situar los cambios anunciados la semana pasada: el arribo del ex secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli, a la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) y el del locuaz senador Aníbal Fernández a la Secretaría General de la Presidencia.

Lo de Fernández es una movida clave dentro del entorno de la Presidenta, en un año que se presume agitado por las PASO y las presidenciales de octubre. Soy un soldado del movimiento nacional peronista. Donde me necesite la Presidenta voy a estar, afirmó el también ex Jefe de Gabinete de Ministros. Vuelvo sin beneficio de inventario; soy lo que soy, voy a tratar de aportar lo que conozco de la política, y el hecho de que interpreto el proyecto de gobierno defendiendo los programas políticos del gobierno que me comprende por completo porque es el magisterio completo de Juan Perón el que se ejecuta, definió luego de su designación.

El senador del FpV es consciente de que el año que se avecina será un difícil para el Gobierno, un año particular en el que hay que trabajar mucho, aseguró antes de explicar que su tarea será interpretar a la Presidenta y poder cumplir con creces lo que esta le pida que ejecute.

La pregunta que sobrevuela estos cambios dentro del círculo de mando del Gobierno es si Fernández eclipsará la figura del actual Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien durante los últimos doce meses actuó como una suerte de escudo protector de la Presidenta en los principales temas de la agenda política e institucional. Yo no eclipso a nadie, hay un jefe de Gabinete que cumple su rol y tiene que hacerlo como corresponde y recibirá de mí sólo colaboración, hay un vocero que cumple su función y recibirá mi colaboración y hay un ministro del Interior que cumple su función y recibirá de mí, colaboración. No hay nada que discutir en esto, apuntó Fernández tras el acto de jura en el que estuvieron presentes el vicepresidente Amado Boudou, todo el Gabinete nacional, el senador y jefe de bancada Miguel Angel Pichetto, el titular de la CGT oficialista, Antonio Caló, y las titulares de Abuelas y de Madres de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini, además de otros dirigentes políticos.

Es una verdadera incógnita qué pasará con Capitanich en 2015. En el comienzo de 2014, el chaqueño parecía ser el elegido por la Presidenta para su sucesión; sin embargo, durante el transcurso del año, el chaqueño pareció esperar en vano la voz de la mandataria y frente al silencio se fue corriendo solo del foco de la escena, dejando así crecer en expectativas al gobernador entrerriano Sergio Urribarri, al ministro Florencio Randazo y, por supuesto, a quien parece mejor plantado entre los oficialistas, el gobernador bonaerense Daniel Scioli.

El diario Clarín insiste en mostrar a Capitanich como el gran perdedor del 2014. Sin embargo, no parece estar dicha la última palabra. El chaqueño, gobernador en licencia, tiene problemas políticos e institucionales que resolver en su provincia y hacía allí parece proyectarse. Su idea sería pelear por la intendencia de Resistencia, para volver a asentar sus bases y reacomodar a su tropa. Lo cierto es que el chaqueño es consciente de que su tiempo no es precisamente ahora, sino acaso dentro de cuatro años. 

Otra cuestión clave en el próximo año serán las elecciones porteñas, en las que Mauricio Macri deposita sus esperanzas como presidenciable en las elecciones de octubre. La jugada del PRO de adelantarlas, como para sentar un precedente de peso que acaso pueda ser determinante en su proyección presidencial. Claro que para eso, primero deberá ganar su distrito, el único en el que Gobierna el PRO, y antes resolver el conflicto interno que se le dispara a partir de la intenciones de la senadora Gabriela Michetti de pelear en las PASO por la candidatura a Jefa de Gobierno, antes y mejor que el lugar como vicepresidenta que Macri le ofrece para las elecciones de 2015.

La jugada de los gobernantes porteños tendrá eco en otras provincias, como Córdoba, Santa Fé, Salta, Chaco y Neuquén, entre otras. De hecho, por el momento se prevé que serían sólo 12 las provincias que elegirán sus autoridades el mismo día que le padrón nacional votará al futuro presidente del país. Se trata de las provincias en las que los gobernadores responden al FpV, como Jujuy, Catamarca, Río Negro, San Juan, Entre Ríos, Santa Cruz, La Pampa, La Rioja, Formosa, Mendoza y Jujuy. Pero para que esto termine así habrá que esperar, pasar las fiestas y después el comienzo de las vacaciones. El 2015 será un año intenso en discusiones y campañas políticas. La Presidenta comenzó a mover sus piezas, y ya tiene su escudo protector en funcionamiento.  

*Sociólogo y periodista.