La Auditoría General de la Nación (AGN) aprobó este año un informé que analiza el trabajo de los tres organismos encargados de la seguridad vial en Argentina: Vialidad Nacional, el Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) y la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).

Según los auditores, los organismos deberían coordinar acciones porque tienen un mismo objetivo, pero la desarticulación con la que trabajan genera, por ejemplo, que los resultados de los relevamientos que pueda realizar un área no sean de interés para los otros entes.

En esa lógica, el informe realizado entre 2011 y 2013 hace hincapié en el incumplimiento del único convenio suscrito entre Vialidad Nacional y la ANSV. El acuerdo firmado en 2009 planteaba crear una base de datos con los puntos negros de las rutas y la elaboración de una Unidad de Coordinación, que jamás funcionó. Para colmo, el pacto venció en 2011 y no fue prorrogado por ninguna de las partes.

El especialista en Seguridad Vial del CESVI, Gustavo Brambati, recordó en diálogo con el programa Lado C que a raíz de las concesiones de la década del 90 se desarticuló Vialidad Nacional. Se le quitó protagonismo y muchos recursos que se destinaban a las rutas. Eso generó el problema que vemos hoy en los caminos del país, añadió.

En ese contexto, Brambati también se refirió a los otros dos organismos analizados por la AGN. El OCCOVI controla todas las autopistas concesionadas y los accesos a la ciudad. Impone condiciones en cuanto a señalización y controles en los caminos. No sólo emite recomendaciones sino que audita a las empresas, describió.

La Agencia Nacional se creó hace algunos años con la función de unificar las políticas se seguridad vial en todo el país. Eso hizo con la Ley nacional de tránsito en todas las provincias. También maneja la entrega del registro nacional de conducir, sintetizó el integrante de CESVI.

Por otro lado, consultado por el estado actual de las rutas y autopistas en todo el territorio argentino, advirtió: Muchas veces las rutas contienen los errores de los conductores. Cuando los caminos son malos, esas fallas se pagan caro.

En cuanto a la infraestructura vial, el especialista explicó que en la actualidad solamente el 7% de las rutas del país son autopistas o semiautopistas y más del 10% son de tierra. En cuanto a la red concesionada, reconoció que el estado es  más o menos aceptable, completó Brambati.

Por último, el miembro del CESVI mencionó otro elemento que hace al mantenimiento de las rutas y autopistas: los peajes. En ese sentido, Brambati contó que se pensaron para que se encarguen absolutamente de todo, pero la realidad muestra que con lo recaudado no alcanza para mantener las rutas.

La idea era que con el cobro se pueda mantener el bacheo y la señalización de cada ruta, pero con lo que se recauda no es suficiente. Por eso, cada peaje tiene asignada una determinada cantidad de tareas. En las rutas menos transitadas, como las del interior, los trabajos conferidos son muy pocos, finalizó Brambati.