El dilema de la oposición
La reaparición de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en una larga entrevista televisiva por el canal de noticias C5N reavivó la discusión interna dentro del Partido Justicialista y del Frente para la Victoria.
El solo hecho de que la ex mandataria reconociera por primera vez desde que dejó el poder que su candidatura para las elecciones de medio término es una posibilidad cierta a partir de sentir una responsabilidad histórica de reagrupar el campo nacional, popular, democrático-, alcanzó para poner en eje las discusiones en ciernes que involucran nombres como el del ex ministro del Interior Florencio Randazzo y su jefe de campaña, el ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández.
Si es necesario que yo sea candidata para tener mayor cantidad de votos, lo soy. Si hay otro candidato o candidata que puede garantizar el triunfo y ganar, y que cuando se sienten en las bancas voten lo que hay que votar, bienvenidos sean, contestó CFK ante los periodistas Daniela Balleste, Gustavo Sylvestre, Víctor Hugo Morales y Roberto Navarro. Construir una lista de unidad para frenar al Gobierno fue la fórmula elegida por la ex presidenta para realizar un anuncio que si bien tuvo un dejo de ambigüedad abrió paso a las especulaciones. No es Cristina o nada, es la necesidad de construir una propuesta de cara a la sociedad que garantice que se van a poner límites a esto, apuntó CFK.
Sus palabras fueron recibidas con júbilo dentro de los espacios de poder que le siguen siendo fieles, como la gran mayoría que conforman el FpV, pero dejan interrogantes en sectores internos del PJ que ven a Randazzo un candidato capaz de disputarle internamente el poder a Cristina y que mide bien hacia afuera.
Se podrá juzgar como demasiado optimista esta jugada. Sin embargo, hasta el momento Randazzo no se ha manifestado a favor de la unidad que reclama la ex mandataria. No parece, al menos por ahora, un problema de fácil resolución.
Hay dirigentes dentro del PJ, entre ellos Alberto Fernández, que piensan que ir a las PASO con listas diferentes lejos de dividir al PJ fortalecería su estructura. De hecho, el ex funcionario aclaró que en caso de perder su tropa acompañará al vencedor. Ahora bien, siguiendo ese mismo razonamiento, y presumiendo que en una disputa entre Cristina y Randazzo, éste lleva a priori las de perder, la pregunta sería entonces sobre qué sentido tendría ir a una interna.
Durante el fin de semana pasado este debate ganó terreno entre los cuadros y dirigentes políticos del PJ. Senadores, diputados, intendentes de las más variadas líneas internas, han comenzado a morder el hueso que CFK soltó en su aparición televisiva y que luego reafirmó por la redes sociales donde sostuvo que el Gobierno y el establishment tienen pánico a una sola candidatura.
Para los sectores kirchneristas, la unidad detrás de la Jefa resuelve todas las discusiones; distinto sería el panorama sin CFK en el escenario. Del otro lado, los sectores afines a Randazzo no se resignan a abandonar la idea de presentar una lista interna e incluso continúan con la búsqueda de los avales necesarios. Por fuera de estas dos posiciones, lo que abunda es la cautela.
El diputado Héctor Recalde, perteneciente al primer grupo, remarcó que quiénes quieran ir a las PASO se van a dar cuenta de que están en minoría y, en sintonía con la ex presidenta, apuntó que la energía de la fuerza debe concentrarse en ponerle un freno a las políticas del macrismo. Para quienes apoyan esta posición, ir a las PASO con más de una lista sería darle ventaja al oficialismo.
Desde el segundo grupo, los sectores que respaldan la candidatura de Randazzo, se oyó la voz de Alberto Fernández. Las PASO no son un acto de ruptura. Son una competencia dentro de un espacio político, apuntó el ex funcionario, quien regresó a la escena política con una publicidad que reza Vengo a ofrecer experiencia.
Entre los intendentes también se ven los matices. No vemos las Primarias con dramatismo sino con entusiasmo, soltó el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, quien remarcó la necesidad que el PJ tiene de no cometer los errores ya cometidos en relación a las elecciones presidenciales del 2015. Mientras que Gustavo Menéndez, de Merlo, sentenció: Las diferencias son muy pequeñas. No me parece que no se pueda llegar a un acuerdo en lista de unidad. Queremos evitar llegar separados a las PASO para concentrar fuerzas. Menéndez no necesariamente ve a CFK como la carta de triunfo frente al macrismo. Es muy importante en este proceso pero no por eso tiene que ser candidata, señaló.
Así planteada la discusión, lo primero que queda en claro es la dificultad que el kirchnerismo tuvo en todos estos años para renovarse y generar nuevos dirigentes, debilidad que quedó sobre la mesa en 2015 con la candidatura de Daniel Scioli, nacida y sostenida entre críticas de las propias filas.
El debate está abierto y, al menos por ahora, parece saludable para una oposición que, tras la derrota del 2015, se mostró atomizada y prácticamente sin un rumbo claro. Pero hay otras cuestiones que no se pueden soslayar en el análisis. Si CFK encabeza la lista del FpV, más allá del entusiasmo inicial que arrastra su figura, quién podría asegurar que durante la campaña no se discuta menos las políticas fallidas del Gobierno que cuestiones como la pesada herencia y la corrupción, que el macrismo ha sabido explotar al máximo nivel. En ese caso, es muy probable que la coalición oficialista elija machacar sobre los errores del pasado y que el kirchnerismo elija resaltar sus aciertos. En ese caso, podría repetirse algo del panorama de la última elección. Claro que el Gobierno debería como mínimo ser cuidadoso con sus promesas de una mejoría futura, que se han ido agotando en estos últimos meses como consecuencia de los datos que arrojan semana tras semana los distintos indicadores económicos, que ilustran más bien lo contrario.
El electorado que ha perdido poder adquisitivo, a fuerza de inflación y tarifazos, reclama fórmulas menos marketineras y más realistas. Está bastante claro que cualquiera sea el que encabece la oposición al macrismo al menos eso dejó ver la ex presidenta- apuntará a las promesas incumplidas del Presidente, quien durante su campaña dijo públicamente que no iba a devaluar, que iba a controlar la inflación, que no iba a haber ningún tarifazo y que habría pobreza cero.
De todas maneras, para este debate todavía falta. En lo inmediato, el PJ debe definir si resolverá su interna puertas adentro o en las PASO. Ambas resoluciones tienen pro y contras. Y eso amerita un profundo debate interno, maduro y generoso en todo sentido y, lo más importante, que no pierda de vista lo esencial: que el único beneficiado con la división de la oposición es el gobierno de Macri.
*Por Facundo Martínez. Sociólogo y periodista.