En esta primera parte de la entrevista, el Síndico habló sobre los cambios que realizó en el organismo y las falencias que encontró. Además valoró la reglamentación del decreto 72, que modificó la forma en que se designan los Auditores Internos, tarea que estaba a cargo de cada Ministerio y ahora está en manos de la Sindicatura.

¿En qué estado se encontraba la SIGEN cuando fue designado?

Cuando llegué, mi primer diagnóstico fue que se estaba ejerciendo poco el control preventivo. Nos encontramos con cosas tales como la necesidad de que las Unidades de Auditoría Interna (UAI) fueran más funcionales en materia de prevención, ya que son el músculo de la red de control interno que tiene la SIGEN. Existía una doble relación de las UAIs: jerárquica con el ministro y funcional con la Sindicatura. Al primar la relación jerárquica sobre la funcional se perdía fuerza para ejercer un buen control.

¿Qué otras cosas a corregir encontró?

Descubrimos que en muchos informes de la SIGEN aparecían las mismas cosas año tras año. Los hallazgos de alto impacto se repetían y no se corregían. ¿De qué sirve tener un control interno si lo que uno detecta luego no es modificado? Ahí empezamos a preguntarnos: ¿Cómo creen que se ejerce realmente el control interno? ¿Hasta dónde llega la función? ¿Simplemente a sacar el informe de auditoría, a seguirlo? Estoy convencido que el control interno se realiza bien cuando eso termina corrigiéndose y de alguna manera uno agrega valor desde este organismo. Ahí surgió la necesidad de usar la herramienta de los Comités de Control de manera obligatoria dos veces al año. Por otra parte, observamos que la SIGEN era un órgano muy profesional, con mucha experiencia y también con un promedio de edad bastante elevado. Faltaba renovación y existía un pedido de la casa Rosada de que todos los que estaban en edad de jubilarse debían hacerlo. A partir de ahí, la idea fue generar un recambio, mayor profesionalización y surgió la iniciativa de crear una carrera de especialización del auditor gubernamental.

Esto forma parte del decreto 72 sobre el Sistema de Control Interno…

El decreto, de alguna manera, plasmó el diagnóstico y las soluciones que veíamos que había que implementar rápidamente. Fue elaborado por nosotros y desde el Poder Ejecutivo hicieron algunas correcciones. Estos cambios están corrigiendo muchas cosas, sobre todo en los ministerios donde ya tuvimos Comités de Control.

¿Qué surgió a partir de las reuniones de Comités?

Empezamos a hablar de cuestiones más específicas y se articularon regulaciones, implementación de procesos, empezar a elaborar manuales, sobre todo en el área de compras. En algunos ministerios, por ejemplo, había muy poca información sobre qué pasaba con las transferencias y los listados de rendición de cuentas. La información no estaba unificada, centralizada. Los lineamientos que ya empezamos a elaborar el año pasado apuntaban a la estandarización de procesos, empezar a ver las normas ISO, sobre todo para tomar las buenas prácticas que establecen estos sistemas normalizados y llevarlos a la gestión.

El Decreto pone límites a la duración de los mandatos de los Auditores Internos…

Establece algo que nosotros pedimos, que es la rotación de las UAIs. Hace 12 años que algunos permanecen en el mismo órgano. Se pierde objetividad después de tanto tiempo. Según la nueva normativa, el mandato es de cuatro años y, para no cerrarlo mucho, existe la posibilidad de extenderlo por otros cuatro, como excepción en lugares donde la actividad es compleja y se necesita un aprendizaje largo.

¿Qué cambios relativos a la modernización aplicaron?

Hace un tiempo, modificamos el sistema informático: pasamos del SISIO (Sistema de Seguimiento de Informes y Observaciones) al SISAC (Sistema Informático de Seguimiento de Acciones Correctivas). Éste nos permite realizar acciones correctivas y hacer el seguimiento de avances del plan de auditoría. Creemos que lo que se viene es un mundo más dinámico, más informático, donde la información se requiere ya y ahora. Eso nos interpela a tener mayor agilidad en lo que es el control. Para nosotros es un avance enorme poder entrar al expediente y verlo, y no como antes, que llegaba organismo, había que revisarlo y devolverlo.

¿Hay aspectos puntuales que queden por mejorar en la SIGEN?

Hay cuestiones como la redacción de los informes. Primero, hay una realidad que es que un ministro no tiene mucho tiempo para poder leer estos informes, que antes eran de 100 o 200 páginas. Un informe no puede pasar de las 20 carillas. El informe ejecutivo debe ir adelante y no puede exceder las dos páginas. Luego, puede haber un anexo para consultas. Lo primero que debería ver un Ministro son las conclusiones y que lo protocolar quede atrás. Como tengo el deber de informar a presidencia con regularidad, elaboramos un sistema de reporte con cuestiones puntuales, sensibles y urgentes.

En el próximo cierre compartiremos la segunda parte de la entrevista realizada a Alberto Gowland, donde hablará de la relación entre la SIGEN y la Auditoría General de la Nación y del registro de postulantes, entre otros temas.