El Huanglongbing (HLB) es una bacteria que afecta sólo a las plantas y que, con la ingesta de éstas, no se traslada al ser humano. El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) es el organismo encargado de prevenir su contagio y transmisión para preservar los cítricos de Argentina. Entre 2018 y 2020, la Auditoría General de la Nación halló problemas de ejecución de presupuesto y falta de lineamientos claros en el desarrollo del programa nacional para evitar la plaga.

La Auditoría explicó que para que el control del HLB sea eficaz es necesaria una "comprensión" del riesgo y pronóstico de la enfermedad, la transmisión de alertas, comunicación masiva y directa con toda la cadena citrícola sobre la enfermedad y su vector, y el conocimiento acabado de las capacidades locales para dar respuesta ante una alerta recibida y posterior manejo de la enfermedad. 

Los auditores hallaron subejecución del presupuesto y deficiencias en el detalle de la utilización que se le dio al dinero otorgado.  

Para controlar la bacteria, el SENASA contó con presupuestos asignados. Durante 2018 hubo disponibles $46.037.614, para 2019 bajó a $40 millones y hacia mitad de 2020 (cuando terminaron los trabajos de auditoría) solamente había $24 millones disponibles. Al descenso pronunciado se le suma que en 2019 sólo se ejecutó el 63% del crédito. Además, en el desagregado se ven gastos en servicios profesionales y técnicos, viáticos y pasajes. “No existe una identificación de la utilización específica para cada actividad presupuestaria dentro del Programa de Sanidad Vegetal”, explicó la AGN.

Los auditores también hallaron que durante dicho período el SENASA cambió el estatus fitosanitario del HLB pasando de “plaga cuarentenaria ausente con áreas bajo Plan de Contingencia” a “plaga cuarentenaria presente bajo Control Oficial”. Esta modificación provocó que las tareas llevadas a cabo por el programa se volvieran insuficientes y que no se llegue a cubrir las necesidades de vigilancia de las áreas que se controlaban y se ponían bajo cuarentena. Tampoco encontraron lineamientos claros que indiquen cuáles eran los parámetros para determinar monitoreos más intensivos, ni cuáles son los umbrales de presencia de la plaga en los que se basaron para determinar el cambio de condición de la plaga. 
 
En parte estas complicaciones se dieron porque el Instructivo de Monitoreo elaborado por el Programa no estuvo aprobado formalmente durante el período auditado, ni fue informada con certeza la fecha de creación. Además no fue revisado ni aprobado por la Unidad de Auditoría Interna del SENASA entre 2018 y 2020.

Protección Vegetal 

El Sistema Integrado de Gestión de Protección Vegetal permite registrar los sitios una vez hecho el monitoreo. Sin embargo, la AGN halló que no existe un padrón previo de los puntos GPS potenciales de ser monitoreados que permitan contar con opciones sobre las cuales decidir.

El SENASA no brindó información sobre los mapas donde se encuentra la bacteria y el insecto vector. 

Otra de las observaciones fue que no se cumplió con los Manuales del Usuario del Sistema - para monitoreos y trampeos-, ya que los monitoreadores cargan datos en su aplicación específica móvil HLB, los que posteriormente son evaluados por los supervisores sin completar todos los campos obligatorios. Cuando el equipo auditor le solicitó al auditado los mapas donde figura la presencia de la bacteria y del insecto vector (mapas GPS), el SENASA no brindó la información solicitada. 

La AGN encontró que la base de datos del plan nacional poseía inconsistencias en la información vinculada a la comunicación de la vigilancia del HLB realizada en Argentina. Además delegaba la comunicación a toda la cadena productiva, cámaras, federaciones y otros organismos (INTA, INASE, EEAOC), pero no registraba cuáles eran las acciones que delegaba y bajo qué fundamentos. 

En el plan de gestión 2017-2019, el SENASA no presentó iniciativas para fortalecer y mantener el sistema de vigilancia para la detección precoz del HLB, ni tampoco cómo hacer para mejorar y mantener la capacidad diagnóstica del laboratorio central del organismo que analiza las muestras de dicha bacteria. 

El plan nacional tampoco contó con una estrategia ni metodología plasmada en un documento formal o normativo. La AGN aseguró que solamente se proporcionó un informe científico donde se ven reflejadas las acciones correspondientes a justificación, producto o ambiente objetivo o localización específica, según corresponda y acciones de vigilancia a desarrollar.