El 27 de abril es el Día Internacional de la Concientización sobre el Ruido. En Argentina no hay una normativa nacional que regule la contaminación sonora y la única jurisdicción que cuenta con una ley es la Ciudad de Buenos Aires, una de las diez más ruidosas del mundo.

La contaminación sonora puede causar estrés, problemas digestivos, cardiovasculares y neurológicos, además de perdida de audición.

La contaminación sonora tiende a aumentar en las grandes ciudades, sobre todo por el tránsito y las actividades productivas. Esta problemática puede causar estrés, problemas digestivos, cardiovasculares y neurológicos. La exposición a niveles elevados de ruido puede ocasionar desplazamientos permanentes de la audición de forma irreversible. La Organización Mundial de la Salud aseguró que los parámetros mayores a 65 decibeles son perjudiciales para la salud tanto mental como física. También afecta negativamente en el medio ambiente, como es en el caso de las aves que abandonan los ambientes ruidosos.

En 2006 se presentó el primer proyecto de ley vinculado a la contaminación acústica en el Congreso de la Nación. Desde entonces han ingresado iniciativas de distintos bloques, que en cuatro oportunidades llegaron a la media sanción, una de ellas en 2019 la cual no logró prosperar en la Cámara de Senadores. Ahora, en 2021 fue presentado por última vez por la senadora Lucía Crexell.

Ana Rizzo La Malfa es arquitecta, especialista en acústica arquitectónica, y formó parte de la elaboración del primer proyecto de ley que se presentó en 2006 a nivel nacional, el texto perdió estado parlamentario y volvió a ingresar varias veces más. “Pero por falta de interés y voluntad por parte de los legisladores no prosperó. El proyecto es un instrumento que nos permite como arquitectos y urbanistas tener un punto de referencia. Es importante tener conocimientos sobre los niveles de ruido de la zona a la hora de diseñar y planificar. Ayuda a ordenar las actividades dentro del territorio”, explicó Rizzo.

Buenos Aires entre las primeras

Buenos Aires es una de las ciudades más ruidosas del mundo, con un promedio de 65 a 90 decibeles. La mayoría de los ruidos provienen del tránsito, concentrándose en las grandes avenidas. A su vez, es la única jurisdicción que cuenta con una normativa al respecto: la Ley Nº 1.540, que busca prevenir y controlar la contaminación acústica.

La Agencia de Protección Ambiental (APrA) es la responsable de realizar las mediciones de ruidos y de hacer los monitoreos correspondientes. “Es el área encargada de realizar controles en los distintos establecimientos que fueran denunciados siguiendo esta normativa. Los procedimientos de medición y evaluación de los niveles de ruido se efectúan teniendo en cuenta la mencionada normativa reglamentaria y se aplican las medidas sancionatorias pertinentes, en caso de verificar que los niveles de inmisión (NR: concentración de contaminantes) de ruido superan los establecidos”, expresaron desde la APrA en comunicación con El Auditor.info.

Contaminación acústica: faltan normas y concientización

Durante 2021, se recibieron 4.037 reclamos de ruidos molestos a través del Sistema Único de Atención Ciudadana y unos 1.445 en lo que va de este año. En el Mapa del Ruido de la Ciudad se puede observar cómo las avenidas son las más afectadas. En esta línea, desde APrA realizaron algunos los proyectos para disminuir el ruido como la intervención acústica de los Viaductos Carranza y Libertador, y varias repavimentaciones de calles y avenidas, algunas con asfalto fonoabsorbente. 

Según aseguraron desde la Agencia, actualmente se encuentran trabajando en el desarrollo de un Plan de Acción Integral con medidas a corto, mediano y largo plazo con campañas de concientización, más asfalto fonoabsorbente, renovación del transporte público y encuestas sobre la problemática, entre otros. 

Un proyecto para la Provincia

"Hace falta una ley nacional y legislaciones adaptadas a cada ciudad", señaló el director de CISTAS, Alejandro Bidondo. 

Durante 2019, el equipo del Centro Integral de Servicios Tecnológicos de Acústica y Sonido (CISTAS) junto a estudiantes y docentes de la carrera de Ingeniería de Sonido de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, elaboraron un proyecto de ley que buscaba disminuir la contaminación sonora en la provincia de Buenos Aires. La iniciativa contempla la creación de un mapa de ruido, herramientas educativas para crear conciencia, la aplicación de límites según zonificaciones acústicas y la creación de un Observatorio de Ruido y Vibraciones.

Alejandro Bidondo es coordinador de la carrera y director de CISTAS. “En la Ciudad y en la Provincia hay una gran contaminación sonora. La diferencia es que en una hay ley, pero en Provincia no. Es necesario una normativa que tenga en cuenta toda la idiosincrasia de cada lugar. Hace falta una ley nacional y legislaciones adaptadas a cada ciudad. Nacionalmente es una deuda pendiente”, indicó. Otro de los trabajos realizados por el Centro es un estudio de impacto acústico del Aeropuerto El Palomar.

Contaminación acústica: faltan normas y concientización

“El primer paso para ser conscientes de la contaminación sonora es la educación”, sostuvo Bidondo. Los ruidos que generamos con nuestras actividades cotidianas pueden ser menores si les prestamos atención. Entre ellos, los más fuertes provienen de los vehículos y medios de transportes sobre todo de aquellos con caños de escape en mal estado o “recortados”. 

Entre tanto caos sonoro, Alejandro destacó la importancia de cuidar los santuarios de ruido, aquellos lugares que todavía tienen nula o poca contaminación sonora provenientes de las actividades. “Son lugares donde el cuerpo humano puede descansar, recargarse, bajar el estrés mental. Hay que aprovechar y cuidar estos espacios. Para esto hace falta educar”, aseveró Bidondo. En esta misma línea, desde CISTAS lanzaron una encuesta con el objetivo de concientizar y conocer la opinión de la ciudadanía.

Encuesta sobre Ruido y Vibraciones

Creando conciencia: la semana del sonido 

En 2013 llegó la Semana del Sonido a Argentina. Un encuentro de varias jornadas para tratar distintas aristas en relación a la temática que se realizó en ciudades como Buenos Aires, Rosario y La Plata. Gustavo Basso es profesor de acústica y desde entonces forma parte de la iniciativa. “El ruido afecta muchísimo nuestra calidad de vida, sumando estrés cotidiano. Pero como no se ve en la escuela ni hay campañas de concientización, uno no está atento al efecto del ruido en la gente. La contaminación sonora nos va degradando lentamente y termina con males físicos que muchas veces no se sabe de dónde vienen”, señaló Basso.

La contaminación sonora es invisible a la agenda. “Hay que educar sobre todo a las autoridades. Hay una ley de ruido muy bien pensada que hace años que duerme en los cajones del Congreso de la Nación, es una gran pena. Obligaría a las autoridades a prestar atención de forma más activa sobre este problema”, aseveró Basso quien coincidió con Bidondo al señalar la importancia que tiene cuidar las áreas tranquilas. “Por una mala planificación urbana se arruinan barrios con excelente calidad de vida”, aseguró.

Contaminación acústica: faltan normas y concientización

“En nuestro país con respecto al ruido no hay planificación”, reflexionó el especialista. “La ley nacional iba a lograr hacer más pareja la legislación sobre ruido. y hacía que todas las municipalidades y provincias tuvieran que referirse a un único conjunto de elementos”, expresó. Otros de los puntos en los que hizo hincapié fue en la necesidad de incorporar en la enseñanza primaria la temática para tomar conciencia de cuidar el entorno sonoro de la vida cotidiana y su importancia.

Para denuncias por ruidos

Para denunciar ruidos molestos se puede llamar al 147. Si el problema es entre particulares o vecinos podes solicitar el servicio de mediación comunitaria.

Del Instagram de elauditor.info