La Organización Internacional del Trabajo (OIT) analizó la situación de crisis que enfrenta la Argentina luego de la pandemia y concluyó que las estructuras propias de cada sector "condicionan el timing de recuperación". El organismo destacó el protagonismo que comienzan a tomar los empleos sostenibles y recomendó la aplicación de políticas estatales con perspectiva de género. 

La construcción fue uno de los rubros que mayor recuperación ha registrado en lo que refiere a puestos de empleo.

Los efectos de las restricciones por la pandemia afectaron a todos los ámbitos laborales aunque hubo algunos más perjudicados que otros y la reactivación tampoco se dio de la misma manera. Por ejemplo, desde la OIT observaron que hubo sectores que sufrieron un impacto similar en abril de 2020 -como el de hotelería y la industria automotriz- y que han presentado un panorama de recuperación antagónico durante 2021. La construcción ha sido otro de los rubros con una recuperación rápida en cuanto a puestos de empleo. 

En el caso de los empleos informales se presentaron como una posibilidad ante la crisis. Los sectores relacionados al turismo, por ejemplo, concentraron el 4% de este tipo de trabajos. “Dado que la recuperación se prevé lenta, estimular otros sectores empleo-informal intensivos, como el de prendas de vestir, puede presentarse como una alternativa relevante”, explicaron desde OIT. 

Una salida sostenible

Una alianza interagencial de las Naciones Unidas acompaña al gobierno y a las organizaciones de empleadores y trabajadores para acelerar una transición hacia la economía verde en el país. El objetivo es crear nuevos puestos de trabajo decentes en los sectores más afectados por la pandemia.

El desarrollo de una economía verde en el país podría generar 15 millones de empleos ligados al ambiente, la eficiencia energética o transporte sostenible.

Según OIT, una economía de este tipo podría crear 60 millones de puestos de trabajo digno a nivel mundial en los próximos 20 o 30 años. En América Latina y el Caribe, se estima que podrían generarse 15 millones de empleos, ligados a un proceso de descarbonización de las economías.

Los sectores ligados al ambiente, la eficiencia energética, las energías renovables, el transporte, la movilidad sostenible o la economía circular representan el 3,3% del empleo total y del 7,3% de las personas asalariadas registradas en el sistema de seguridad social. “Si bien existen riesgos con respecto al empleo en sectores que se transforman, se estima que el resultado neto de una mayor sustentabilidad, especialmente en los servicios como el turismo o las reparaciones de aparatos, pero también en las manufacturas como los biocombustibles, será positiva en el país y en el mundo”, indicaron desde OIT.

Hace cuatro años el país contaba con unos 732 mil empleos verdes. Esta categoría se aplica al trabajo decente asociado a sectores con potencial de preservar y restaurar el ambiente, que a su vez brindan protección adecuada a las y los trabajadores. 

Desigualdad de género

De los 23,6 millones de puestos de trabajo que ocupaban mujeres y que se perdieron en el segundo trimestre de 2020 en el mundo, a fines de 2021 aún faltaban por recuperar unos 4,2 millones. En el caso de los hombres, en cambio, ya se habían recuperado prácticamente por completo los 26 millones de puestos perdidos en ese momento.

La tasa de participación regional de las mujeres, que rondaba 41% a comienzos de los años 1990, había subido en forma constante hasta 52,3% en 2019. En 2020, durante el primer trimestre, bajó al 47% aunque ese año el promedio regional llegó a estar en 43%.

Según la OIT, medidas del estilo del programa ATP pero focalizadas lograrían proteger el empleo formal femenino.

Para el tercer trimestre de 2021 la tasa promedio de desocupación de las mujeres fue de 12,4%, la misma de 2020, “lo que es un signo de que no ha habido una mejoría, y que debe bajar en forma importante para regresar al 9,7% de 2019”, sostuvieron desde la OIT. 

Según el organismo, estos número son multicausales, por ejemplo el cierre de los centros educativos y de cuidados en forma generalizada, tuvieron un impacto negativo en la participación laboral femenina ya que son las que más realizan trabajos hogareños. A esto hay que agregarle que los sectores de actividad donde más impactaron las medidas de aislamiento social (comercio, restaurantes y hoteles, y actividades de esparcimiento entre otros) son intensivos en mano de obra femenina.

Los sectores de hotelería y gastronomía concentran alrededor de un 3% de esta categoría. Según la OIT, medidas del estilo del programa ATP pero focalizadas lograrían proteger el empleo formal femenino, mientras que el informal debería ser cubierto por la demanda de otros sectores. “En este sentido, el sector de prendas de vestir puede presentarse como una alternativa, siempre teniendo en cuenta que la rápida movilidad de trabajadores y trabajadoras entre sectores dependerá de que los nuevos puestos de trabajo sean de una calificación relativamente baja”, explicaron desde la organización.

Protección social 

Mientras se da la recuperación, en América Latina hay más de 151 millones de personas que se encuentran excluidas del sistema de protección social y de ese total, la mitad vive en uno de los cuatro países con mayor cantidad de población (Argentina, Brasil, Colombia y México). Sin embargo, la OIT destaca que estos lugares también son los que tienen tasas de cobertura por sobre la media regional.

El gasto en protección social lo siguen liderando los países que fueron pioneros en seguridad social en la región durante la primera mitad del Siglo XX. De la lista forman parte Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Cuba y Uruguay. Estos países tienen una población de adultos mayores bastante grande por lo que su gasto en prestaciones de vejez tiende a aumentar, explicaron desde OIT.