Publicado en el suplemento

Acciones para la Participación Ciudadana, en diario Perfil

El Modelo de Naciones Unidas (ONU) es una actividad educativa destinada a los estudiantes de
secundaria que propone la resolución de situaciones problemáticas vinculadas a la realidad
económica, ambiental, social y política que incumbe a la comunidad global. Julián López
Beneitez, presidente y fundador de Nexxos, una Organización de la Sociedad Civil (OSC) que
planifica y coordina distintos simulacros educativos, resalta este tipo de iniciativa. Desde su
punto de vista, estas actividades potencian habilidades como la comunicación, argumentación,
negociación, oratoria y redacción.

- ¿Cuál es el trabajo de Nexxos? 
Nos dedicamos a organizar simulacros de la ONU, de la Organización de Estados Americanos
(OEA) y de otras variantes con el doble objetivo de insertar a los chicos en el conocimiento de
la política internacional y, a su vez, entrenarlos en habilidades como negociación, oratoria y
discurso. Aprenden a comunicarse y entender que muchos de los problemas que aquejan al
mundo, hoy en día, tienen que ver con fallos en la comunicación y en la percepción entre las
personas y las sociedades. También, les permite conocer e informarse sobre lo que pasa en el
mundo de una manera más divertida e interesante que es el juego de roles en la pedagogía
secundaria. Ponerse en papel de diplomático es algo sumamente enriquecedor y permite formar personas con pensamiento crítico.
- ¿Cómo realizan las actividades? 
Organizamos simulaciones educativas, en general grandes. La última contó con 1.200
participantes. Los estudiantes, en equipos, representan a distintos países del mundo que, en
órganos relativos a seguridad, economía, sociedad y cultura, tienen que debatir para llegar a
puntos en común en problemáticas que aquejan a todo el mundo. 
- ¿Cómo se incentiva a los jóvenes a participar?
La escuela, en la actualidad, está muy atrasada con respecto al contexto social en el que está y
en el que tiene que hacer trasformaciones. El estudiante puede ver en estas simulaciones una
actividad divertida donde se puede aprender de otra manera, de una forma interesante, en la
que debe personificar, aplicar habilidades y, sobre todo, salir de su zona de confort. Hacemos
que los estudiantes tengan que debatir, hablar delante de otras personas, hacer preguntas.
Pueden equivocarse y eso también es parte del esquema. Además, cuentan con la posibilidad
de interactuar con chicos y chicas de otras escuelas. Así, observan otras realidades y aprenden
del otro, de cómo aquel plantea su idea, sus argumentos. Estos chicos no solo incorporan
conocimientos sobre el contexto internacional y cómo solucionar mejor y de formas más
eficientes los problemas a través del dialogo, sino que también se da un crecimiento personal
en habilidades. A su vez, la innovación en simulación educativa tiene que ver con situaciones de crisis y cuestiones que realmente los hacen ponerse más en el lugar de un diplomático que
responde a un gobierno con el que, probablemente, no coincidan en lo personal.
- ¿Creés que estos simulacros deberían ser obligatorios? 
Tenemos esa discusión en los debates que hacemos en la Organización. Formamos parte de lo
que se denomina “educación no formal”, por fuera del esquema de las currículas. Creo que, sin
dudas, estas actividades y el juego de roles tienen que formar parte del esquema educativo
porque tenemos que concentrarnos no solo en el conocimiento académico de los estudiantes,
sino también en su formación como personas, como ciudadanos y como seres emocionales
que piensan, sienten y deben relacionarse con un entorno cuando termine su educación
secundaria. La interacción de los recién egresados con el resto del contexto universitario y
laboral es uno de los mayores problemas que tenemos hoy en día. Es algo para lo cual los
propios estudiantes sienten que no fueron formados. Pueden saber mucho de geografía,
matemática e historia, pero cómo manejarse en sociedad e interactuar son cosas que aún
tenemos pendientes. 
- ¿Qué proyectos tienen en carpeta para 2022?
Entre agosto y octubre planificamos hacer cinco simulacros. Además del de Naciones Unidas, tenemos el del Concejo Deliberante, algo bien local que se hace en distintas ciudades. Buscamos que los chicos puedan aplicar las habilidades que incorporan en los simulacros de la ONU o de la OEA, donde tienen que debatir y posicionarse, pero llevándolo a cabo en un ambiente más local con conocimientos y estrategias relacionadas con la ciudad en la que viven.