En la Biblioteca Nacional no existe un plan para controlar los factores que pueden degradar los materiales que están archivados, y la División Preservación, Conservación y Restauración carece de las condiciones ambientales y de los recursos técnicos necesarios para llevar adelante su función. A partir de estas observaciones, la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), concluyó que en la entidad “faltan elementos y materiales de uso cotidiano esenciales para el resguardo del patrimonio cultural”.

Según el informe del organismo de control, aprobado en 2008, la Biblioteca tampoco tiene un programa de acción para incorporar libros antiguos, revistas y folletos a su patrimonio, y el circuito de carga del material inventariado es “lento”. También se detectaron “deficiencias en el circuito informal de ingreso y egreso de material por donación”.

Por otro lado, “algunos agentes” que trabajan en la sede de Avenida Las Heras denunciaron las malas condiciones laborales en que deben prestar servicio. La SIGEN añade que estas quejas están “respaldadas por actas de inspección de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo”.

La Sindicatura detectó además la “inexistencia de un sistema integral e integrado de seguridad contra incendio, robo, inundación o daño intencional”.

“El sistema de control interno de la institución es débil”, dice el trabajo de la SIGEN y añade que “si bien las autoridades (de la Biblioteca) han tomado medidas tendientes a regularizar” las falencias halladas en investigaciones anteriores, “persisten en el tiempo las observaciones pendientes de resolución, especialmente sobre las áreas sustantivas, (como) sistemas de información y patrimonio, administración y resguardo de activos”. Todo esto, completa la Sindicatura, evidencia la posibilidad de que ocurran “desvíos o errores” que pongan en riesgo “el acervo cultural del país”.