Tuberculosis: la AGCBA advierte riesgo de contagio en hospitales
El equipo de auditoría de la Ciudad de Buenos Aires detectó, tanto en el Santojanni como en el Piñero, que los espacios físicos para el tratamiento de quienes padecen ésta enfermedad no dan garantías de bioseguridad a otros pacientes ni al equipo de salud. Se advierte que las campañas no alcanzan a la población vulnerable y expuesta al riesgo.
La Tuberculosis es la segunda causa de muerte por enfermedades infecciosas en el mundo, después del HIV. Por eso, en mayo de 2015, la Asamblea Mundial de Salud estableció el objetivo de ponerle fin a la epidemia en 2035.
En la Ciudad de Buenos Aires se diagnostican por año 2500 casos nuevos de pacientes con tuberculosis. De ellos, la mitad son residentes de la Provincia de Buenos Aires. Desde 1982 existe en el ámbito porteño la Red de la TBC, coordinada desde el Hospital Francisco Muñiz.
Además, para ésta enfermedad, que se trasmite por vía aérea, está el Programa de Tratamiento y Control de la Turberculosis, cuya gestión para 2015 fue evaluada por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA).
Uno de los datos más relevantes es que “los espacios físicos para el tratamiento de quienes padecen ésta patología no dan garantías de bioseguridad, tanto a otros pacientes como al equipo de salud”.
La tuberculosis se propaga por gotas que quedan suspendidas en el aire cuando se estornuda, tose, habla o escupe. Por ello, señala el informe aprobado en mayo de 2017, “el lugar de espera debería ser exclusivo y con salida al exterior que permita su óptima aireación y evite el contacto de pacientes infectados con los que no lo están”.
No obstante, en el Hospital Piñero, por ejemplo, el equipo de la AGCBA detectó que “la sala de espera para estos casos es compartida con los de los servicios de psicopatología, gastroenterología, otorrinolaringología y dermatología”.
A ello se suma que según la Auditoría no tienen medidas de bioseguridad ya que “los aires acondicionados no tienen filtro ni se les efectúan controles médicos periódicos al personal de servicio”.
De la recorrida se desprende que “no hay privacidad para realizar el interrogatorio que permite recabar datos de la intimidad del paciente, fundamentales para el diagnóstico médico”.
En el Hospital Santojanni, otro de los evaluados por la Auditoría, la situación es bastante similar. Se observó que “el espacio físico es insuficiente” y que “hay solo dos consultorios para toda la población neumológica” por lo que puede cruzarse una mujer asmática que esté embarazada con un enfermo de tuberculosis, con los riesgos que este encuentro tendría.
En cuanto a los profesionales que se desempeñan en ese espacio, el informe señala que tienen “riesgo de contagio” ya que “no funciona la aspiración ni el recambio de aire en los consultorios”.
Volviendo a las observaciones realizadas en el Piñero, para realizar estudios como broncoscopías o punciones “dependen de la disponibilidad de otros servicios que le faciliten el espacio, siendo un limitante muy importante”. Otras prácticas “son realizadas con equipamiento propiedad de los profesionales del servicio”.
Los responsables del área también le manifestaron a la Auditoría que “es necesario que se incorpore un médico ya que el volumen del trabajo es muy grande y tratan con población de un nivel social, cultural y económicamente vulnerable, lo que amerita una atención más prolongada que con otras patologías”.
¿Y después?
Los auditores tomaron una muestra con los nuevos casos detectados durante 2014 en ambos hospitales y los compararon con la base de datos de la Red de TBC.
En el Piñero, “de 153 pacientes solo el 6% no fue notificado a la Red”, mientras que en el Santojanni el 53% de los nuevos enfermos detectados por el laboratorio no fue informado”.
También se pidieron las fichas de los pacientes con los pormenores del tratamiento. Mientras que “en el primer centro de salud faltó poner a disposición de la AGCBA el 9% de los legajos, del segundo nosocomio solo se pudo acceder al 56% de ellos”.
Conclusiones
Para evaluar la campaña de difusión y prevención, se le solicitó al área de prensa del Ministerio de Salud de la Ciudad el material realizado entre 2013 y 2016. La respuesta fue que en “la web institucional hay información permanente sobre la enfermedad y el contacto de los hospitales y centros de salud disponibles para consulta”. Sumaron a ello “gacetillas de prensa difundiendo actividades y charlas” datos que también fueron publicados en el portal.
Al respecto, el organismo de control apuntó que “estas campañas no alcanzan a la población vulnerable y expuesta al riesgo de enfermarse” ya que “no se utilizan medios masivos de comunicación accesibles para aquellos que no usan información digitalizada”. Se agregó que “tampoco se realizó difusión en áreas que concentran población”, como por ejemplo, las escuelas.