Las diferencias del Senasa a la hora de controlar frigoríficos de exportación
Según la Auditoría, del total de establecimientos a supervisar, menos de un tercio comercializa productos a los “principales países” y, sin embargo, concentra la mayor cantidad de fiscalizaciones. Además, tienen más veterinarios que los complejos que abastecen al mercado interno. Piden sumar profesionales para “garantizar el acceso a alimentos inocuos”.
Un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) reveló que el Senasa, ente encargado de vigilar la calidad de los procesos de faena de animales, hace “claras diferencias” entre las frigoríficos que exportan sus productos a los “principales países” y los que abastecen al mercado interno.
Puntualmente, el organismo de control señaló que la mayoría de las supervisiones se concentran en los establecimientos que venden a la Unión Europea (UE) y a Estados Unidos, pese a que este grupo representa “poco más de una cuarta parte del total” de complejos bajo la órbita del Senasa.
Por añadidura, se entiende que esto ocurre en detrimento de aquellos frigoríficos que comercializan a “terceros países” (sic) y al territorio nacional.
En números, los auditores informaron que hasta 2017, la institución analizada tenía un universo de 147 complejos habilitados, y que una circular interna establecía que las supervisiones debían tener una “frecuencia mensual, independientemente de los mercados a los que se orienten”.
De ese total, 42 (el 28,5%) vendían, sus productos a los ya mencionados “principales países”, entre los que se destacan China, Chile, Israel, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea.
Hay 62 veterinarios que controlan los 36 frigoríficos que exportan a EE. UU. y la UE. Para las 95 plantas restantes hay 60 trabajadores.
Y fue en este sector donde los técnicos observaron “la brecha entre los monitoreos”, dijo la AGN, ya que los controles a los frigoríficos exportadores fueron “más sistemáticos”, mientras que las fiscalizaciones al resto de los complejos sucedieron con “menor sistematicidad”.
Para fundamentar su conclusión, la Auditoría seleccionó una muestra de catorce comercios, siete dedicados a los territorios mencionados y los otros siete a terceros mercados y al ámbito local.
“Los resultados fueron que en el primer grupo se encontraron dos frigoríficos en los que no se hicieron inspecciones durante dos meses, en cambio en el segundo, hallaron tres establecimientos con incumplimientos de supervisión. En dos de los casos no fueron visitados en 14 de los 20 meses auditados”, detalló el informe.
Otro aspecto en que se evidenciaron las “claras diferencias” fue en la cantidad de profesionales asignados a cada tipo de complejo.
Dijo la Auditoría: “Más de la mitad de los veterinarios del Senasa (62 sobre 122) se desempeñan en frigoríficos que exportan a EE.UU. y la UE, aun cuando estos establecimientos representan un poco más de la cuarta parte de los relevados por AGN (36 respecto de 131). Los otros 60 se ocupan de las 95 plantas restantes”.
A esto hay que sumar el tema de los llamados profesionales de registro. ¿De qué se trata? Son quienes están inscriptos en un listado del ente pero no forman parte de la institución y son contratados por las propios empresas para que se cumplan los controles de rigor.
Pues bien; de los 45 agentes de esa categoría, “41 se desempeñan en frigoríficos que trabajan para el mercado interno”. En este sentido, el informe remarca la “necesidad” de que el control sea efectuado por profesionales de la institución ya que, de lo contrario, “podría verse afectada su independencia de criterio”, apuntó el texto y completó que “de los 131 establecimientos relevados por AGN, en 42 no había veterinarios”.
Pedido desde adentro
El trabajo del organismo de control, aprobado a fines del año pasado, también replica un informe de la Unidad de Auditoría Interna, que data de 2017.
En ese documento, el área del ente sostuvo que, frente a la circunstancia de la falta de personal, “esta Unidad sugiere que las autoridades superiores implementen políticas activas de capacitación y desarrollo de nuevos técnicos y profesionales a fin de poder garantizar a la comunidad el acceso a un alimento inocuo, saludable y seguro en el futuro”.