Por ley, desde el 2016 el 8% de la energía debía ser renovable, pero hasta 2015 había 0,98%
La AGN detectó que ENARSA no elaboró un plan para alcanzar los objetivos de una norma destinada a alentar la producción de energías limpias, y que los combustibles no fósiles alimentan menos del 1 por ciento de la matriz argentina. Además, la empresa estatal pagó 574 mil pesos de más a contratistas y hasta reintegró gastos de transporte que no correspondían.
En diciembre de 2006 se dictó la ley 26.190 que declaró de interés nacional la generación de energía mediante fuentes renovables. La norma proponía que, en un plazo de 10 años, por lo menos el 8% de la matriz argentina se alimente de recursos no fósiles. Sin embargo, un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) comprobó que hasta 2015 ese aporte no llegaba ni al 1%.
El organismo de control aprobó su informe el año pasado tras analizar la gestión de la empresa estatal ENARSA en una iniciativa llamada, justamente, Programa de Generación de Energía Eléctrica a partir de Fuentes Renovables (GENREN).
Esa investigación concluyó que ENARSA “no elaboró una planificación con metas adecuadamente definidas que le permitan acercarse a los objetivos establecidos por la ley 26.190”. Es que, cuando los técnicos culminaron su relevamiento, observaron que “los proyectos de energías renovables alcanzaban un 0,98 por ciento de la matriz energética nacional”.
Además, luego de revisar los procesos de contratación de obras, se determinó que de los 30 proyectos adjudicados, solo siete fueron concretados, es decir, un 23 por ciento; cuatro se encontraban prorrogados, y 19 habían sido rescindidos, “lo cual denota la falta de planificación por parte de ENARSA”, sentenció la AGN.
Con respecto al manejo de fondos del GENREN, el organismo de control reveló que “ENARSA abonó facturas de más a contratistas, las cuales no eran coincidentes con la liquidación de ventas de la empresa CAMESA”. De hecho, fue la propia firma estatal la que reconoció que pagó un monto extra de $ 573.999 “y solicitó las correspondientes notas de crédito”.
Asimismo, trascendió que la empresa “reintegra gastos de transporte de energía al contratista Genneia S.A. -que está a cargo del Parque Eólico Rawson- cuando el contrato de provisión establece que (ese traslado) está incluido en el precio de la energía” que se paga.
Como ejemplo, la Auditoría señaló que halló documentación en la que se verifica que desde diciembre de 2012 a marzo de 2014 la mencionada proveedora “solicitó reintegros por gastos de transporte para las centrales Rawson I y II, cuyos totales ascienden a $ 906.002 y $ 657.904” respectivamente.
Por otra parte, los lineamientos del GENREN incluían el cumplimiento de otro programa, conocido como el Compre Argentino, para alentar transacciones con proveedores locales. De hecho, esto fue incorporado a los pliegos de bases y condiciones, y a las propias adjudicaciones de proyectos.
Sin embargo, la AGN notó que “si bien hubo informes parciales” para evaluar cómo los oferentes cumplieron su compromiso con el Compre Argentino, “en la documentación entregada por ENARSA no constaba la emisión de informes finales”, lo que “no permite aplicar sanciones previstas en los pliegos”, en caso de incumplimientos.
Una recorrida
Sobre los distintos proyectos relacionados con la producción de energía limpia, el organismo de control observó “demoras en la contratación de la ampliación de la capacidad de transporte de la Estación Transformadora Puerto Madryn”, que a la fecha de realización del informe “no se encontraba finalizada”. Es que el inicio de este complejo data del 15 de julio de 2013 y, si bien su culminación estaba prevista para abril de 2015, la Auditoría descubrió que hasta un año antes, el 31 de marzo de 2014, “no existían certificados de avance de obra, ni se encontraba adjudicado el servicio de inspección” de los trabajos.
Por otro lado, el informe narró los cambios registrados en una central fotovoltaica de la provincia de San Juan. Se trata de los centros de generación solar llamados Chimbera I, II y III.
Dicen los investigadores que el gobierno local pidió relocalizar de los emprendimientos, llevándolos a la zona de Cañada Honda. El argumento era que la nueva ubicación estaba más cerca de los centros de demanda de energía, lo que “permitiría la evacuación de lo que allí se generara sin inversiones adicionales”.
Esto también provocó un nuevo emplazamiento de otros tres proyectos, conocidos justamente como Cañada Honda I, II y III. En definitiva, los seis emprendimientos se instalaron en un predio lindero a la Estación Transformadora La Cañadita, que quedó definida como nuevo nodo de conexión, por lo que no fue necesaria la construcción de líneas aéreas.
Para completar el cuadro, la AGN apunta que de las propuestas técnicas de las centrales Honda I y II, y Chimbera I, surgió la idea de instalar paneles solares móviles.
Con respecto a todos estos antecedentes, la Auditoría afirmó que “ENARSA no realizó, ni solicitó a la contratista, estudios vinculados al impacto que las relocalizaciones han tenido sobre las condiciones contractuales”. Y, de hecho, aquellos paneles que debían ser móviles, terminaron siendo fijos, lo que significa que respondían a otra tecnología. Para completar, sobre esto tampoco hubo explicaciones ni de la empresa estatal ni de las firmas que llevaron adelante los emprendimientos.
Mini glosario
En su informe, la AGN explicó que entre las llamadas energías renovables, que provienen de fuentes no fósiles, se destacan la eólica, solar, geotérmica, hidráulica, biomasa, biogás y gases tanto de vertederos como de plantas de depuración.