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Las fuertes tormentas que azotaron al país dejaron no solo daños materiales sino que se perdieron siembras y animales. En 2015, la Auditoría General de la Nación ya había aconsejado avanzar en una “política nacional de drenaje urbano”.
El 2017 comenzó inundado. Varias tormentas azotaron distintas regiones del país inundando pueblos, abnegando zonas y dejando centenares de familias evacuadas. Los estragos se sintieron en la provincia de Buenos Aires, Santa Fé, Chaco, Corrientes,  La Pampa, Rio Negro, Córdoba  y Entre Ríos. Además de daños materiales en zonas urbanas y rurales, perdidas de siembras y animales, muchos tambos cerraron por las inundaciones. Santa Fé es la provincia más complicada.

En 2015 la Auditoria General de la Nación (AGN) aprobó un informe donde analizó la gestión de la Subsecretaria de Recursos Hídricos en la ejecución del Plan Federal de Control de Inundaciones en el periodo 2007 – 2010. En esta oportunidad, el organismo de control destacó la necesidad de avanzar en la concertación de una “política nacional en materia de drenaje urbano y rural atendiendo el ciclo del agua, dando una solución integral y estructural al problema del drenaje y una política de recuperación del dominio público de las áreas de riesgo hídrico, mediante la planificación del territorio”. En el informe, que tuvo en cuenta varias zonas inundables del país, se enumeraron las falacias en cuanto al control estatal de las inundaciones.

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