Publicado: 10-08-2014

EL AUDITOR.INFO:

Son varios los factores que determinan el crecimiento de un niño, pero es la alimentación el componente clave para el desarrollo infantil. Una buena nutrición es un reaseguro de salud general para los siguientes 80 años. Los hospitales e instituciones públicas deberían respetar esta premisa, pero no siempre lo hacen y es entonces cuando se desatan graves consecuencias.

De esto da cuenta uno de los últimos informes publicados por El Auditor.info, en el cual la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) analizó el programa La Ciudad Crece con los Chicos, que busca "garantizar el crecimiento y desarrollo saludable de niños y niñas de entre 45 días y cuatro años en situación de vulnerabilidad social". Este plan cuenta con 25 Centros de Primera Infancia. El organismo de control evaluó 14 de estas instituciones y visitó nueve de ellas.

Una de las irregularidades detectadas, tiene que ver con que "las porciones de alimentos entregadas a los chicos era menor a lo indicado en el pliego de contratación". Esa disminución podía ir del 36,47% al 90,11% menos. Además, el informe sostuvo que "ocho de los establecimientos no cumplen con el menú estipulado de entrada, plato principal y postre".

Cabe destacar que las consecuencias de la malnutrición son especialmente severas si esta se produce en edades muy tempranas, por eso es importante tener en cuenta tanto la provisión de nutrientes para un adecuado crecimiento y desarrollo, como también para iniciar la prevención de trastornos en la adultez.

El hospital Infanto-Juvenil Tobar García

es otra de las entidades que no respeta la alimentación que deberían tener los chicos, por lo menos hasta el 2005, año en el que se realizó el período de análisis de la AGCBA y que luego se publicó en el portal periodístico El Auditor.info.

El informe afirmó que en el hospital psiquiátrico los niños entre 6 y 10 años reciben comida con un exceso de hasta el 39 % de kilocalorías, las niñas de 11 a 18 y los varones de 11 a 14, un exceso del 12 %, y los varones entre 15 y 18, un déficit del 12 %.

La Auditoría alertó que "la porción real" de comida "es de menor gramaje a la tomada de las muestras brindadas por la empresa concesionaria". Además, agregó que una dieta de este tipo, con exceso de hidratos de carbono, asociada a la falta de actividad física por la carencia de un espacio para la recreación y una medicación que aumenta el apetito, "predispone a los pacientes a la ganancia de peso".

COINCIDENCIAS. Cambiando de tema, pero no de Hospital, las salas de internación del Tobar García pueden albergar 61 niños y jóvenes distribuidos por piso según su sexo. Pero, al momento del trabajo de la Auditoría porteña, había 98 pacientes. Según el organismo de control, la superpoblación se compensa con permisos de salida, pero cuando los internados exceden las plazas disponibles, "se improvisan camas con colchones en el piso que son. levantados por la mañana". En otras palabras: por falta de camas, los chicos duermen en el suelo.

En la misma línea se encuentra el Hospital Gutiérrez que también presenta serias irregularidades. Según un informe de la Auditoría de la Ciudad que data de 2007, de las 21 camas que tiene el Centro de salud, solamente funcionan diez. El área cuenta con una sala de recuperación de nueve espacios, pero se usan solo seis por falta de enfermeros. La carencia de personal también afecta a la sala de terapia intermedia -con cinco camas- que no se encuentra habilitada.

En ese mismo informe, el organismo de control también evaluó a otro centro infantil, el Elizalde, y concluyó que entre los dos hospitales -Gutiérrez y Elizalde- suman 408 pacientes en lista de espera.

En este último Centro, la Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires detectó que la recepción de instrumental para cirugías "es de baja calidad" y que "no se respeta lo solicitado por el área". Aclaró, también, que "buena parte de lo recibido resultó ser para adultos -siendo el Elizalde un hospital de niños-, tosco y de poca resistencia", a tal punto que los auditores observaron que "las pinzas se doblan".

Frente a lo mencionado anteriormente, desde 2006, "el servicio de neurocirugía disminuyó un 50% de su productividad debido a las dificultades operativas y, principalmente, a la falta de horas de anestesia", afirmó el informe del organismo de control sobre datos de 2008.

Algo similar ocurre en el servicio de cirugía general. La Auditoría detalló que, si bien el área se encuentra preparada para atender patologías de alta complejidad, su accionar "se ve limitado" por las pocas horas trabajadas por los anestesistas, que no llegan a cumplir ni siquiera con el "50% de su carga horaria".

Algunos ejemplos dados por la AGCBA exponen la gravedad del asunto: "Hubo cirugías programadas de larga duración en las cuales, aunque había anestesistas propios, el Hospital tuvo que contratar profesionales externos".