Cultura inaccesible
Publicado: 08-11-2015
Ascensores que no funcionan, entradas sin rampas para discapacitados, baños inhabilitados y falta de salidas de emergencia. El escenario se repite en la mayoría de los museos de la Ciudad de Buenos Aires. Hace dos años, un informe de la Auditoria porteña -difundido por el portal ElAuditor.info- advertía sobre dichas falencias y al día de hoy, según pudo corroborar Gestionpublica.info, nada cambió.
La Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) analizó en 2012,14 museos de la Ciudad de Buenos Aires. En aquel informe, se advertían graves falencias en materia de accesibilidad. Hoy las fallas siguen siendo las mismas, incumpliéndose así la Ley 962, aprobada en 2003.
Dicha normativa abre integralmente las puertas de la Ciudad a las personas con dificultades en su movilidad o comunicación y, particularmente, a las personas con discapacidades motoras, exigiendo que ciertas instituciones se adapten a determinados requerimientos edilicios que permitan la movilidad de todas las personas.
Los museos a ios que hace referencia el informe de la AGCBA son el José Hernández, el Museo Histórico Brigadier Saavedra, el Museo de Arte Español Enrique Larreta, la Casa Isaac Fernández Blanco, el Museo de la Ciudad, el Museo de Artes Plásticas Sívorí, el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, la Casa Museo Carlos Gardel, el Museo de Arte Moderno, la Torre Monumental, la casa Girando, el Museo de Esculturas Luis Perlotti, la Dirección General de Museos y el Museo Cine del Plata.
Gestionpublica.info visitó seis de los 14 museos y observó que en todos, menos en el Museo de Arte Moderno, las recomendaciones de la AGCBA no se tuvieron en cueta. Uno de los museos elegidos fue el Enrique Larreta ubicado sobre Juramento 2291, en Beigrano. Si bien el establecimiento cuenta con tres entradas una por Juramento, otra por Cuba y una tercera por Vuelta de Obligado 2139-, estas dos últimas permanecen cerradas. De esta forma, solo se puede ingresar al lugar por Juramento, la cual tiene un escalón sin salvar por rampa, tampoco cuenta con cinta antideslizante ni doble baranda, sin hablar de la falta de señalización con caracteres braille.
Según pudo observar la cronista de este medio, la entrada da a un palier que conecta con el interior del museo a través de una escalera de unos 6 escalones donde se repiten las mismas fallas. El museo se convierte así en una misión imposible para una persona de movilidad reducida, ya que no hay otra alternativa de ingreso que no sea utilizar la escalera. Consultados al respecto, los encargados del lugar aseguraron que el ingreso podía realizarse "por la puerta del restaurante", pero que estaba cerrada.
En la recorrida por el Museo Histórico Brigadier Saavedra, gestionpublica.info encontró las mismas falencias descritas por los auditores: rampas de acceso de ladrillo con textura irregular con una pendiente excesiva además de no tener baranda, zócalos ni señalización braille.
El Museo Isaac Fernández Blanco presenta hoy en día escalones en la entrada sin salvar, no hay doble baranda, ni cinta antideslizante, solo hay un baño para el uso compartido tanto del público como del personal, no hay salidas de emergencia y las puertas abren para adentro.
Patricio López Méndez, curador del museo, adjudicó estas fallas al presupuesto: "con 21 mil pesos al año eso es muy difícil de hacer. Solo un baño para discapacitados sale mucho más. Nosotros muchas veces ponemos plata de nuestro bolsillo para hacer las exposiciones". Además, habló de otras imposibilidades que tienen que ver con el estilo del establecimiento: "yo no puedo cambiar esta puerta que es vitraux original y poner una puerta para discapactados, lo que puedo hacer es abrir las dos hojas. Cuando nos ha pasado hemos subido a la persona manualmente, porque no tenemos otra opción".
Aquí entran dos cuestiones en contradicción: por un lado, el edificio es un bien patrimonial y parte de su mobiliario no puede ser tocado. Y por otro, está la ley 962 y la necesidad de cumplirla. "Tratamos de hacer todo lo posible para solucionar lo que esté al alcance de nuestras manos y de nuestro presupuesto. Las obras no significan para el Gobierno de la Ciudad un gran presupuesto y así lograr que los museos se adapten a la normativa vigente, pero la gestión actual ve al museo como un gasto, no como una inversión", puntualizó Patricio.