Publicado: 20-10-2011 
  
Buenos Aires.- Los confidentes incluyen en la lista de las cuestiones de gestión que Cristina Fernández se propone "ordenar" durante su segundo mandato figuraría la vuelta a la normalidad en el INDEC.

El gobierno tiene en su poder y no desde ahora encuestas propias y privadas que aseguran que más del 80 por ciento de la ciudadanía cree que los números del costo de vida que distribuye mensualmente el organismo intervenido por Guillermo Moreno desde 2007 "son mentirosos".

"Cristina no vive en un tupper, sabe lo que la gente piensa del INDEC", sostuvo el informante.

Justamente la salida del polémico secretario de Comercio Interior del gabinete nacional podría ser otra de las medidas que planea Cristina a la hora de analizar aquellas cuestiones destinadas a "ordenar" la gestión. Contaría, en este caso, con el favor del propio funcionario, que ha deslizado su intención de dar un paso al costado después del 10 de diciembre para volver a la militancia desde el llano.

Según esos planes que conocen no más de una docena de funcionarios en el gobierno, la presidente podría pegar un giro de alto impacto mediático en el tema y designar en el organismo a un técnico extrapartidario que sería contratado mediante concurso.

También, de ser exactas las versiones de las fuentes gubernamentales, la presidente podría enviar señales muy concretas hacia el respeto de la autonomía de aquellos organismos de control en manos de la oposición, como la Auditoría General de la Nación, o el Consejo de la Magistratura responsable del nombramiento de los jueces.

Las fuentes dan cuenta, asimismo, del fuerte malestar que impera en la presidenta por el desastroso desmanejo presupuestario en Aerolíneas Argentinas, que pierde casi dos millones de dólares por día que deben ser aportados por el Tesoro frente a tantas otras necesidades insatisfechas en materia de combate a la pobreza y a la falta de viviendas.

Según las fuentes, al menos algunos de los relevos de ministros y secretarios de Estado que se producirán luego del 10 de diciembre, y sobre cuya composición la presidente no le ha confiado detalles a ninguno de sus colaboradores -"los cambios sólo los conoce ella y nadie más", aseguró Oscar Parrilli- tendrían que ver con aquellas dos premisas que suenan casi como un slogan tardío de campaña.

Supone que en algunos casos habrá despidos porque determinados funcionarios no han gestionado según lo que se esperaba de ellos, y en otros casos han convertido sus respectivas áreas en foco de desorden administrativo y hasta de sospechas de corrupción.

Contra lo que podría suponerse y a contramano de una corriente bastante general en despachos del gobierno a la hora de sopesar su futuro, los confidentes del cristinismo puro aseguran que Julio de Vido está por encima de esos eventuales cuestionamientos que se hacen desde Olivos.

Y que sería llamado a cubrir responsabilidades todavía más importantes que las que tiene actualmente. Podría no ser la jefatura de Gabinete, como todos especulan en el gobierno, sino tal vez su encumbramiento al frente de un megaministerio, que podría crearse y que figura entre las principales estrategias de Cristina Fernández para apuntalar desde la gestión y desde la búsqueda de fuertes réditos políticos, el casi descontado segundo mandato que iniciará el 10 de diciembre.