Publicado: 17-11-2013

La Auditoría General de la Nación, uno de los pocos organismos de control que todavía funciona, tiene un edificio a disposición que no puede usar por una mezcla de desidia y falta de voluntad política. La obra, en manos de la empresa constructora Viani desde junio de 2007, todavía no está terminada. Luego de sucesivos reclamos administrativos, el titular de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy, denunció esta semana a la empresa ante la Justicia por usurpación y exigió la entrega inmediata del edificio, ubicado en Rivadavia al 1700, a metros del Congreso. 

Se trata de un edificio histórico, construido en 1927, que fue durante años la sede del Instituto Biológico Argentino y últimamente estaba en manos de la AFIP. Los trabajos de restauración involucraron a expertos del exterior. "La empresa tiene una actitud extorsiva. La obra está en sus manos hace más de seis años", denunció Despouy en diálogo con Clarín. La firma, sin antecedentes en ese tipo de obras pero con fluidos vínculos en el Ministerio de Planificación, está a nombre de Andrés Alfredo Galera, hijo de Andrés Enrique Galera, un contador imputado en la causa Skanska.

Antes de ir a la Justicia, la AGN le envió varias notas al secretario de Obras Públicas, José López. En lugar de sancionar a la empresa por las sucesivas demoras, Planificación le otorgó numerosas redeterminaciones de precios.

Despouy fue el jueves al edificio junto a otros auditores pero no pudieron ingresar. Igualmente se llevaron la promesa por escrito de una entrega en el corto plazo. Por ahora, el organismo seguirá funcionado en Irigoyen al 1200.