Publicado: 09-08-2015

Por Federico Recagno, Secretario Adjunto de APOC - Secretario Fundación Éforo.

Tirarse al pasto o apoyarse contra un árbol y buscar el cielo. Como en un pizarrón tridimensional las nubes hacen dibujos caprichosos.

¡Mirá! esa tiene forma de conejo, aquella parece un anillo, ésta el pico de una montaña y la otra un submarino. No hay photoshop, pero las ganas de que se parezcan a algo conocido nos impulsa a verlas, casi, como queremos.

Un juego similar podría hacerse con la forma que tienen las provincias argentinas. Si observamos sus límites vemos figuras que nos recuerdan a objetos.

Está unánimemente aceptado que Chaco es un caballito y Santa Fe una pierna, y acá empiezan las subjetividades de la imaginación. 

Para mí, Misiones es una media, San Juan una campana, Tucumán un corazón y Jujuy un zapato. Veo, con esfuerzo, que Neuquén es una mariposa, Salta una especie de animal extinguido, Mendoza un pac-man deformado y Entre Ríos, si la giramos, la cara de un hombre. Tal vez Buenos Aires sea una embarazada sin cabeza y Tierra del Fuego un gráfico estadístico.

Por supuesto que todo está sujeto a una discusión abierta, como también quedan libres las formas de las provincias no mencionadas. 

¿Y la Argentina? ¿A qué se parece el mapa, el dibujo, la forma de nuestro territorio? En este año electoral y, por qué no siempre, está bueno pensar que nuestro país tiene la forma de los proyectos que soñamos…