Publicado: 22-02-2010
  
La polémica sobre los bienes de Néstor Kirchner es comparable a la catarata de denuncias que recibió uno de sus antecesores, el riojano Carlos Menem, quien durante su gestión incrementó fondos y viviendas.

El drama en la Argentina es vivir en blanco". La frase pronunciada por Cristina Fernández de Kirchner -la presidenta, no un empresario ansioso por evadir impuestos- colocó a la luz pública el debate sobre las sospechas que generan los abultados patrimonios de los dirigentes políticos, las prácticas de enriquecimiento y los límites entre la legalidad y la ética. En el caso del extraordinario incremento de los bienes del matrimonio gobernante -denunciado ante la Justicia-, la polémica recuerda las denuncias contra otro ex mandatario con largo tiempo en el poder: Carlos Menem.

La última declaración jurada que el matrimonio presidencial presentó el año pasado frente a la Oficina Anticorrupción (OA) -la correspondiente a 2008- indica que Néstor y Cristina son dueños de una fortuna que supera los 46 millones de pesos, y destaca su buena mano para el manejo de los inmuebles. Durante el ejercicio de la presidencia, los Kirchner mostraron una infalible capacidad para los negocios. Lograron vender por más de 6 millones de pesos un terreno en El Calafate que habían adquirido a $ 6,20 el metro cuadrado, por ejemplo. Y lograron que entre 2003 y 2008 su patrimonio se multiplicara por siete.

La denuncia por enriquecimiento ilícito contra el matrimonio K que llevaba el juez federal Norberto Oyarbide naufragó. El magistrado dijo no haber encontrado pruebas del ilícito. Eso le valió críticas de todo el arco opositor que intenta volver a poner el patrimonio K en la mira de la Justicia, por la compra de dos millones de dólares en momentos en que la moneda estadounidense estaba comenzando una escalada alcista.