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Publicado: 16-11-2015

CABA.- Por Atilio A. Boron. El domingo a la noche se produjo el esperado debate entre los dos contendientes del balotaje que tendrá lugar en pocos días más, el 22 de noviembre. Es la primera vez que en la Argentina se escenifica ese tipo de debate entre los finalistas de la gran carrera presidencial y, desde el punto de vista de la transparencia que requiere la democracia, fue un logro importante y ojalá que irreversible. Comparto unas primeras reflexiones sobre el evento.

Primero, creo que la estructura del debate fue demasiado rígida, y no facilitó el desarrollo del mismo. Dos minutos para plantear una postura, y un minuto para críticas y réplicas constituyen una camisa de fuerza que sólo consumados especialistas en el manejo de los tiempos televisivos podrían romper. No fue el caso de los dos candidatos. No sólo la cuestión de los tiempos fue un obstáculo: también lo fue la rigidez temática, separados los cuatro grandes temas en compartimientos estancos y que impedían un desarrollo y una argumentación más razonada sobre cada uno de ellos. Será necesario reformar la estructura del debate.

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