La educación es uno de los sectores más afectados en materia de corrupción mundial
Transparency International dio a conocer este mes su nuevo informe global sobre la corrupción en el ámbito educativo. En él advierte que la escuela está gravemente damnificada por desvío de fondos y falta de transparencia. A fin de evitar el fenómeno a futuro, la ONG propone distintas estrategias y recomendaciones para preparar a las nuevas generaciones.
Transparency International (TI) define a la corrupción como “el abuso del poder delegado para beneficio propio”. El relevamiento fue detallado por 70 expertos de diversos países con cobertura a nivel mundial. En este marco, la ONG sostiene que “los jóvenes son las víctimas más directas de la corrupción en la educación, y esto puede afectar la integridad y la dignidad de una persona para el resto de su vida, así como a la sociedad en general”.
Cuando hablamos de sociedad, debemos hacer hincapié principalmente en los sectores pobres y menos favorecidos que son quienes más sufren la corrupción en la educación. Por ejemplo, en Camerún, los estudiantes pierden tres días de clase por mes debido al ausentismo entre los docentes. “Los pobres a menudo son quienes menos recursos tienen para cuestionar conductas corruptas”. En consecuencia, nos mantenemos en el mismo círculo vicioso, donde los miembros vulnerables de la sociedad se ven privados de la posibilidad de desarrollar su potencial y se mantienen así las desigualdades sociales.
De todas formas, según sostiene el informe, la corrupción en la educación está instalada desde las edades más tempranas, normalizando y favoreciendo la aceptación social de la misma desde pequeños. Esto se puede justificar en que “los jóvenes normalmente no pueden cuestionar las pautas que prevalecen en el aula”. TI sostiene que los niños “podrían internalizar una perspectiva corrupta acerca de qué significa tener éxito, y luego trasladar estos valores a la sociedad. Una vez que esto se convierte en norma social, el ciclo se renueva con cada generación”.
El hecho de que la corrupción esté instalada en las escuelas, produce un fenómeno de causa-efecto: si los jóvenes ven la corruptela como un medio indispensable para salir adelante en las escuelas, serán más propensos a involucrarse en comportamientos corruptos cuando sean adultos. La corrupción en el sector de la educación a veces se convierte en una cuestión de vida o muerte. Por ejemplo, "cuando los maestros exigen favores sexuales a cambio de calificaciones, los estudiantes se encuentran atrapados en un dilema, donde sienten que el único camino para aprobar las materias es mediante la perversión".
En América Latina y el Caribe, la mayor preocupación se da en el ámbito de la violencia de género y el abuso sexual dentro de los colegios. Según Transparencia Internacional, solo en Perú, en 2007, acusaron a 169 profesores por “violación y actos contra la moral” hacia estudiantes.
En cuanto al desvío de recursos, TI sostiene que los fondos destinados inicialmente a libros de estudio y suministros, luego se convierten en “sobornos y compra de calificaciones, falsificación de diplomas, al uso indebido de subsidios escolares con fines particulares y al ausentismo y reemplazo de la educación formal por formación particular privada”.
El trabajo indica que Corea del Sur es otro de los más damnificados en materia de corrupción educativa, en donde el gasto por parte de los hogares para clases privadas en 2006 ascendió alrededor del 80% en relación con el gasto público en educación primaria y secundaria. “Cuando los gastos privados en educación complementaria son esenciales para el éxito escolar, hay un mayor riesgo de desigualdades sociales y prácticas corruptas”. Por ejemplo, los profesores, que al mismo tiempo son tutores privados, pueden revelar las preguntas de examen a los estudiantes.
Qué recomienda TI
Luego del análisis, la reconocida ONG realizó algunas recomendaciones para paliar la corrupción en la educación. “Quienes definen las políticas a nivel nacional deben entender al docente como un modelo social y a la escuela como un microcosmos de la sociedad, y a la vez formar a los docentes para que den el ejemplo”.
Asimismo, Transpareny International sugirió el acceso a información sobre políticas educativas, los códigos de conducta para educadores, la participación de padres y estudiantes en aspectos de gestión, y sistemas claros de supervisión y rendición de cuentas en todo el espectro educativo. De esta forma, se podrían asegurar que el presupuesto utilizado para enseñar a los niños llegue al destino previsto: la construcción de escuelas, el salario de los docentes y la compra de manuales de estudio.