CJM: avances y retos en la atención a víctimas de violencia de género
La Auditoría porteña evaluó la gestión del Centro de Justicia de la Mujer durante 2022 y, aunque destacó la calidad de la atención brindada, detectó incumplimientos en aspectos normativos. A dos años del relevamiento, El Auditor.info entrevistó a la titular de la institución para profundizar en el actual funcionamiento del organismo.
En el Centro de Justicia de la Mujer (CJM), un organismo clave en la lucha contra la violencia de género, la Auditoría General de la Ciudad registró distintas irregularidades administrativas y desafíos en un informe sobre la gestión de 2022. A dos años del relevamiento, la titular del CJM, Cecilia Segura, señaló que en este tiempo ha habido avances, aunque reconoció que aún queda mucho por mejorar, como en el desarrollo de políticas de abordaje integral.
En charla con El Auditor.info, Segura afirmó que es "es necesario desarrollar políticas específicas que permitan intervenir en crisis que trascienden el proceso judicial, como la resolución de problemas habitacionales, el apoyo económico o las emergencias cotidianas derivadas de situaciones de violencia”.
“Es crucial mejorar las estrategias de prevención temprana para evitar que las situaciones de violencia escalen y se vuelvan más complejas”, señaló Segura.
El Centro funciona mediante un servicio que procura articular los recursos estatales disponibles en un solo lugar y circuito que evita la derivación, aspirando a que la persona que se acerca y consulta pueda ser acompañada de manera integral. Además, el CJM actúa como auxiliar del Poder Judicial de la Ciudad, interviniendo a solicitud de jueces, juezas o del Ministerio Público en causas donde se identifique o sospeche la existencia de hechos de violencia de género, y en las que estén involucradas mujeres o personas LGTBIQ+.
Actualmente el organismo incorporó equipos móviles en barrios vulnerables y planea abrir una nueva sede en Caballito. Segura reconoce que, para su expansión, se requieren recursos y políticas adecuadas tal como lo observó la Auditoría. “Es crucial mejorar las estrategias de prevención temprana para evitar que las situaciones de violencia escalen y se vuelvan más complejas”, señaló.
En 2023 se formalizaron protocolos que definen principios rectores y circuitos de atención, optimizando la cooperación entre el Consejo de la Magistratura, el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio de Seguridad y otras dependencias. Según la titular del CJM, estos lineamientos refuerzan el marco normativo sustentado en convenciones internacionales como la de Belém do Pará y leyes locales, garantizando respuestas integrales y respetuosas.
Deficiencias administrativas
El informe de la Auditoría subrayó la alta rotación de personal y la falta de organización formal en ciertas áreas, aspectos que pueden impactar en la calidad del servicio. Segura explicó que, para enfrentar esta problemática, se implementó “un cronograma integrado que asegura la presencia de equipos interdisciplinarios en cada turno, lo que ha estabilizado la atención y mejorado la previsibilidad del servicio”.
“Garantizamos la presencia de profesionales de diversas disciplinas en cada jornada, un factor clave para la calidad del modelo integral de atención”, destacó Segura.
El CJM depende de la coordinación entre diversos organismos, desde el Consejo de la Magistratura hasta los ministerios del gobierno porteño. Mientras la Auditoría identificó la fragmentación como un riesgo, Segura enfatizó que esta integración, lejos de ser una simple sumatoria de servicios, constituye “un modelo articulado que evita la reproducción de estereotipos y prácticas de violencia institucional”.
Otro punto crítico señalado por la AGCBA es la falta de recursos adecuados. Abordar la violencia de género de manera efectiva implica contar con apoyos económicos para emergencias, soluciones habitacionales y dispositivos que permitan intervenciones rápidas. “Es necesario que las políticas públicas reflejen la magnitud de esta problemática y proporcionen las herramientas adecuadas”, afirmó.
A pesar de las críticas normativas, el informe de la AGCBA destacó la calidad de la atención brindada, un logro que Segura atribuyó a “la coordinación eficaz entre los equipos y el enfoque centrado en las personas”. Sin embargo, reconoció que todavía es necesario un mayor despliegue territorial para llegar a quienes más lo necesitan.
En respuesta a las observaciones de la Auditoría, el CJM avanzó en la formalización de áreas clave y nombró coordinadores que consolidan su estructura organizacional. Estos cambios buscan no solo fortalecer el modelo actual, sino proyectarlo como un ejemplo replicable en otras jurisdicciones.
El CJM representa un avance significativo en la atención a la violencia de género, pero su consolidación depende de superar los desafíos señalados anteriormente. El equilibrio entre el reconocimiento por la calidad de su atención y las críticas normativas marca la agenda de un organismo que busca seguir liderando en la protección de derechos y la erradicación de la violencia de género.