Centro de Justicia de la Mujer: buena atención, aunque floja de papeles
La Auditoría porteña revisó la gestión y funcionamiento del CJM durante 2022. El informe resalta la integralidad de la atención a las víctimas, pero pone el foco en las falencias normativas.
El Centro de Justicia de la Mujer (CJM) es un organismo del Poder Judicial de la Ciudad que ofrece orientación y acompañamiento a mujeres y personas LGTBIQ+ que viven alguna situación de violencia por motivos de género. Se creó en 2018 y está integrado por la Oficina de la Mujer, la Oficina de Violencia Doméstica y de Género de CABA y por el Departamento de Articulación Institucional y Territorial.
Posee dos sedes que funcionan de lunes a viernes de 9 a 18 horas; una en La Boca (Av. Pedro de Mendoza 2689), y otra en Microcentro (Av. de Mayo 655); y una tercera sede en Villa Lugano (Av. Coronel Roca 5252), que atiende de 9 a 14. Además, posee dos líneas de atención telefónica, gratuita y directa: una que recibe consultas de 8 a 20hs de lunes a viernes, y otra que recibe denuncias las 24hs.
Con el fin de relevar su normativa de creación, documentación general, procesos y gestión, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) revisó el funcionamiento del organismo durante 2022. Sólo en ese año, el centro atendió más de 4.700 casos. De esas atenciones, 2.288 requirieron alguna intervención concreta de parte de los servicios ofrecidos por el espacio. Además, en el transcurso del periodo auditado, el centro recibió también 3.346 llamados a través de su línea de atención telefónica gratuita y directa.
En el informe resultante se expone que durante el período auditado hubo falencias normativas, pero también fortalezas en la atención integral de las víctimas.
Casos y atención
Una de las debilidades expuestas por la AGCBA consiste en la falta de aprobación formal de las guías de actuación internas, es decir, del procedimiento a seguir frente a una consulta.
Si bien la auditoría tiene en cuenta que la atención fue brindada y que, debido a la casuística sensible y compleja que aborda el centro algunas formalidades quedan en un segundo plano, “no se puede dejar de soslayar que en el período auditado existió esta falencia normativa, aparejando una debilidad en el ambiente de control interno”.
Se destacó la ausencia de protocolos de actuación consensuados con los ministerios que conforman el CJM.
Además de la informalidad del proceso interno, también se destacó la ausencia de protocolos de actuación consensuados con los ministerios que conforman el CJM. Por tratarse de una atención integral, el organismo posee articulación con el Ministerio Público Fiscal, el Ministerio Público Tutelar y el Ministerio Público de la Defensa. A la vez forman parte el Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano del GCBA (a través de la Dirección General de la Mujer) y el Ministerio de Justicia y Seguridad del GCBA (a través de la Dirección General de Violencia de Género).
Según el informe, solamente se firmó un protocolo con el Ministerio Público Tutelar. El equipo de auditoría afirma que dichos lineamientos deberían suscribirse para cumplir con lo establecido por el convenio marco generado en la conformación del centro. Y lo mismo debería suceder con otros organismos con los cuales se firmaron acuerdos, como la Defensoría del Pueblo y el CCNyA.
En relación al trabajo en conjunto con los ministerios, la AGCBA agrega que, si bien entiende que el personal de estos organismos no depende de la estructura técnica ni tiene vínculo laboral con el CJM, cree que deberían existir mecanismos de control interno para regular el servicio ofrecido para que sea prestado de forma integral y centralizada.
Falencias de normativa
Con respecto al personal, el informe puso el foco en su rotación. Se detalla que, de manera provisoria durante la pandemia, se implementó un régimen informal con una grilla de horarios, con turnos para cubrir la franja de atención que excede la jornada laboral, y con la asignación de sedes, pero luego se continuó con ese sistema que no estaba formalizado.
Durante el período auditado se generó un cambio a partir de un Taller de Prevención de Burn Out que se brindó al personal del centro, ya que se evidenció la necesidad de dar estabilidad en cuanto a horarios y sedes de las/os trabajadoras/es. Pero tampoco hubo normativa formal que lo disponga.
Por todo esto, la auditoría coincidió con la auditada en que la rotación sin una herramienta formal de organización era comprensible a la salida de la pandemia, pero debería haberse normalizado una vez que se dio estabilidad al personal del CJM.
Al cierre del periodo auditado faltaba una normativización de áreas que se encontraban en los hechos a cargo de personas titulares de otras áreas, sin designaciones formales.
El informe concluye que, si bien se destaca la calidad de la atención brindada a quienes acuden al espacio, el centro debe continuar formalizando los protocolos de actuación e implementar mecanismos para asegurar el cumplimiento de los servicios ofrecidos.